lunes, 10 de julio de 2023

El domo de la Catedral de San Cristóbal, arquitectura de una cúpula centenaria│Historical Sketch of San Cristóbal's Cathedral Dome (Táchira State - Venezuela)





Exterior del presbiterio y sacristía de la Iglesia Catedral de San Cristóbal para 1946. Asimismo, esta imagen de 1946 permite apreciar el domo y sus principales elementos estructurales, como los contrafuertes. Un todo ideado por el arquitecto Seijas Cook en 1915 (Foto: Archivo de la Academia de Historia del Estado Táchira, digitalización José Antonio Pulido Zambrano, 2021. Reproducción con fines didácticos).
 

Nombres de la parroquia eclesiástica de la Iglesia matriz de San Cristóbal (Catedral desde 1922):

1561-1860, Parroquia de San Cristóbal mártir de Licia.

1860-1965, Parroquia de San Sebastián mártir.

1965 al presente, Parroquia de El Sagrario Catedral.

En 1964, Mons. Alejandro Fernández Feo, Obispo de la Diócesis de San Cristóbal, recibía las letras de la Constitución Apostólica "SANCTI CHRISTOPHORI IN VENEZUELA. Canonicorum collegium cathedralis templi S. Christophori in Venezuela constituitur" [de fecha 30 de octubre de 1964) que creaba y constituía el primer cabildo catedralicio tachirense el cual funcionó hasta 1987. Con la creación de esta nueva institución eclesiástica en la Catedral, a la parroquia matriz de San Sebastián el Obispo Fernández Feo le da el nuevo nombre de parroquia eclesiástica de El Sagrario/Catedral. Con ello diferenciaba las funciones propias del cabildo catedralicio (cuerpo colegiado que ayudaba al Obispo en sus funciones de gobierno y velaban por el cumplimiento de las rúbricas liturgicas en las funciones religiosas y solemnes de la Catedral y aquellos oficios que el Obispo le encomiende) de las funciones propias del cura párroco rector (atención a las funciones sacramentales y de cura de almas de la feligresía de su parroquia), fijándo como sede parroquial la capilla del Sagrario (de allí el nombre) y del Señor de Limoncito, de la Catedral de San Cristóbal.






 Samir A. Sánchez (2020)

 

Orígenes  
Cualquier imagen fotográfica anterior a 1961 permite apreciar el imponente y centenario domo o cúpula de la Iglesia Catedral de San Cristóbal, diseñada en 1916 y levantada en 1917. Es una construcción histórica generada  a partir de una cónica de semiesfera estructurada por armazón interna de vigas de acero, en probable doble enmallado, con nervios verticales y anillos (cornijas) circulares paralelas para impedir la flexión o quiebre de los componentes verticales debido al vector de empuje.
Este domo fue ordenado por el Comandante en Jefe del Ejército de los Estados Unidos de Venezuela, General Juan Vicente Gómez y su diseño es del ingeniero-arquitecto Rafael Seijas Cook (Coro, Estado Falcón 1887 - Caracas, 1969) entre junio y agosto de 1916, quien laboraba para el Ministerio de Obras Públicas. Seijas Cook ya había diseñado otras obras para el Táchira, destacando el actual templo parroquial matriz de San Juan de Colón (1912). Para la fecha de la construcción, el domo de la Iglesia parroquial de San Cristóbal era el tercero que se construía en el Estado Táchira, luego de la cúpula de la Iglesia matriz de La Grita, levantada en 1890, en mampostería, por disposición del párroco Monseñor Jesús Manuel Jáuregui y de la cúpula de la Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Consolación de Táriba (actual Basílica), igualmente en mampostería, en 1911, por gestiones de su párroco Mons. Miguel Ignacio Briceño. Si bien el domo de Seijas Cook era el primero que se elaborada con estructura metálica en el Táchira. 
El origen de la cúpula en estudio parte de las gestiones del párroco de San Cristóbal para la época y amigo personal del General Gómez, el Pbro. Felipe Rincón González quien había solicitado ayuda económica para la remodelación de todo el templo. Asimismo, los cálculos estructurales y supervisión de obras fueron llevados a cabo por el ingeniero Enrique Loynaz Sucre (1875-1922). No obstante, el párroco promotor Rincón González no pudo acompañar la finalización de las obras del domo, pues el 23 de mayo de 1916 era promovido y preconizado como Arzobispo de la Arquidiócesis de Caracas y Venezuela, denominación que tenía para la época esa sede, por ser el único arzobispado y provincia eclesiástica que existía en los Estados Unidos de Venezuela, si bien el título oficial para el momento era "Arquidiócesis Metropolitana de la ciudad de Santiago Apóstol de Venezuela". 



Mons. Felipe Rincón González (1861-1946). Siendo Vicario Foráneo y cura párroco de la Iglesia matriz de San Cristóbal, en 1915 gestionó ante su amigo el General Juan Vicente Gómez el proyecto de remodelación para el templo mayor de San Cristóbal, que seguía en reconstrucción luego del terremoto de 1875. Monseñor Rincón González ejerció como Vicario Capitular y párroco de la matriz de San Cristóbal desde el 5 de enero de 1899 hasta el 23 de mayo de 1916, cuando es nombrado Arzobispo de la sede metropolintana de Caracas. Su paso como cura de almas de la ciudad cordial dejó profunda huella entre los habitantes de la época y el domo o cúpula permanece como testigo material de los cuidados esirituales y materiales de su ministerio parroquial sancristobalense  Foto: del archivo familiar de Doña María Lozada Bustamante de Mora, Borotá 1892- Lobatera, 1993. Cortesía de su sobrino-nieto Wilmer Antonio Rey Lozada, 2020. Reproducción con fines didácticos.

 

Del boceto a la forma
Para la visual inicial de la cúpula de la parroquia matriz de San Cristóbal y sede catedralicia desde 1922, que aún se alza majestuosa y monumental sobre el presbiterio, el ingeniero Seijas tomó la idea de un domo, símbolo en la cultura oriental y occidental cristiana del encuentro entre lo terreno (lo material) con lo celestial (lo espiritual o inmaterial), por cuanto debía cubrir el lugar del altar mayor de una iglesia o lugar donde se celebraba el santo sacrificio de la misa, memorial del sacrificio de Cristo en la cruz y en cuya ara reposaban reliquias de los primeros mártires o testigos de la fe.



Dibujo de planos longitudinales estructurales y de encaje de la planta de la cúpula para la Iglesia parroquial matriz de San Cristóbal. Original, de la sección superior (tambor y cierre esférico) de la neobarroca y neogótica cúpula o domo para la iglesia mayor de la ciudad de San Cristóbal, elaborado por el ingeniero Rafael Seijas Cook en 1916. Memoria que presenta el Ministro de Obras Públicas a las Cámaras Legislativas en su reunión constitucional de 1917, tomo I, Caracas, Litografía y Tipografía del Comercio, 1917. Plano A. (Foto: Investigación documental y biblioteca personal del historiador y académico Bernardo Zinguer, 2022).

 

De este modo, se entendía el domo como un agregado de elementos de geometría euclidiana revestidos de sacralidad; una configuración de volúmenes trazados en alianzas de curvas de la bóveda, representación del cielo sin límites visibles, con rectas de la base cuadrada, representación de la tierra y de los cuatro horizontes que la limitan.
Concretando en arquitectura aditiva esa idea, Seijas Cook, conocido en la historiografía venezolana como el "Arquitecto-poeta" (seudónimo que él mismo utilizó en sus escritos), por su vocación humanista, diseñó una imponente construcción de perfil y trazas neobarrocas y neogóticas, fusionadas en un armonioso eclecticismo decimonónico.
Ese diseño partía de un fundamento o cimiento cúbico o cuadrado seguido de un tambor octogonal que luego se convertía en cilindro y sobre el cual descansaba el domo semiesférico nervado, cuidando de hacer una progresiva reducción del espesor, para efecto de reducir cargas o peso permitiendo así un mejor dominio de esas formas y volúmenes superpuestas.




Dibujo de planos estructurales (con diagrama de las cargas máximas y curva de presiones o fuerzas) y de sección figurativa visual del arranque y nervado de la cúpula para la Iglesia parroquial matriz de San Cristóbal. Al emplear una novedosa, para los sistemas constructivos empleados en el Táchira en la época, estructura de entramado por nervaduras y encadenados metálicos, dejaba a la cúpula por debajo de los puntos críticos de los esfuerzos de compresión y cargas de pandeo, alargando su vida útil a partir del uso de materiales duraderos (hierro) en contraposición a la tradicional mampostería. Imagen: original, de la sección superior (tambor y cierre esférico) de la neobarroca y neogótica cúpula o domo para la iglesia mayor de la ciudad de San Cristóbal, elaborado por el ingeniero Rafael Seijas Cook en 1916. Memoria que presenta el Ministro de Obras Públicas a las Cámaras Legislativas en su reunión constitucional de 1917, tomo I, Caracas, Litografía y Tipografía del Comercio, 1917. Plano C. (Foto: Investigación documental y biblioteca personal del historiador y académico Bernardo Zinguer, 2022).


 

Desde lo funcional, el objetivo del arquitecto era solucionar la necesidad de cubrir o cerrar el espacio superior del presbiterio y altar mayor, pero con sacra prestancia. Así, concluida, se cerraba el techo del presbiterio y se incrementaba, en majestuosidad a la Iglesia parroquial.
En su momento, el domo, junto con la torre de los Apóstoles, nombre dado por las figuras escultóricas de los cuatro evangelistas que ornamentaban la cornisa del segundo cuerpo (torre norte o del campanario) fue la construcción o punto más alto de la ciudad, visible desde cualquiera de sus horizontes.


Iglesia Catedral de San Cristóbal para 1930 (Foto tomada del periódico "El Heraldo Americano", diciembre de 1930. Colorizada por el académico Bernardo Zinguer y publicada en el Grupo de Facebook "Retazos históricos del Táchira", 2019. Reproducción con fines didácticos). 

 

Conociendo sus elementos estructurales y constructivos
Se ordenaron en una lograda y casi imperceptible transición de niveles o alturas y volúmenes: cubo, octágono, cilindro o tambor y semiesfera. Seijas Cook empleó pechinas en la transición del cúbo al octógono. Para fijar la estabilidad y equilibrio del domo, agregó cuatro sólidos arbotantes adintelados en su exterior y en posición inclinada. Dos de ellos visibles desde el interior como arcos de medio punto, elaborados en aparejo de ladrillos trabados o autoportantes (evidentes en el intradós de uno de los arcos, en un espacio dejado como testigo en las restauraciones de 1997). Estos arcos se pueden observar en el acceso a las capillas laterales de San Cristóbal y San Sebastián, a lado y lado del presbiterio respectivamente.
Cuatro grandes pilastras agrupadas sirven de sustentación por cuanto permiten descansar sobre ellas los arcos torales, de medio punto, que soporta el cubo o primer cuerpo de la estructura del domo. Los arbotantes antes identificados refuerzan la función de las pilastras que reciben y recogen directamente las fuerzas de compresión (sección superior de la cúpula) y de tracción (sección inferior) y las trasladan en gran medida a los contrafuertes o gruesos estribos verticales rectangulares de mampostería. Visibles en el lado norte y camuflajeados en el lado sur. Estos contrafuertes son compatibles con la geometría y cargas o fuerzas de empuje y las trasladan a tierra, sirviendo a su vez de sustentación a toda la obra del presbiterio, evitando cualquier colapso estructural de la misma.
Uno de estos contrafuertes, el suroccidental, se vino a tierra por deslizamiento de materiales o despiece de su mampostería, en 1997, si bien la causa no se debió a problemas estructurales si no de elevada humedad, por filtraciones, siendo reconstruido en materiales modernos.
En el diseño arquitectónico original de Seijas Cook, la cúpula, aún cuando era semiesférica y sin cupulino, presentaba una visual elevada, claramente definida por la cuádruple composición de planos, y llamativa por los escalonamientos hacia los cuatro ángulos del segundo nivel, a partir de los derrames de los antepechos de óculos o ventanales. Asimismo, la cumbre de la obra era la bóveda, cuya forma cerraba toda la visual, imponiendo una sensación de fuerza, de  inmutable ascenso.
Para el cierre de esa cúpula, Seijas Cook optó por un diseño sin linterna, sólo un reducido tambor con óculos profusamente decorados con marcos en saliente, gruesas columnillas toscanas y arcos de medio punto el cual estaba cubierto por una placa metálica de escasa inclinación, casi plana, rematada en su centro por un apuntado espigón ornamental vertical, igualmente metálico, de bronce. Este perfil arquitectónico seguía los patrones o modelos clásicos romanos, ej. El Panteón, en Roma. No obstante al no colocarse el espigón de cierre ornamental del diseño de Seijas, la cúpula mantuvo una apariencia de obra inconclusa.
Si se quisiera resumir la obra final del domo catedralicio de San Cristóbal, se podría decir que la idea de Seijas Cook quedó plasmada, geométricamente, en una semiesfera sobre un cilindro, sostenido por un octógono que se levanta sobre un cubo. Al llevarse a la realidad o concreción, se levantó un prisma de sustentación que, pasando un entablamento sinuoso, se convertía en un cuerpo octogonal, luego en uno más cilíndrico o tambor propiamente y de allí a su transformación en semiesfera o cúpula, desde un entablamento volado que interrumpe su horizontalidad, en partes, al adaptarse éste a la curvatura superior de las oquedades formadas por los ventanales y óculos con marcos en voladizo de dicho tambor. Una característica ornamental de sinuosidad o ruptura de horizontalidad de entablamentos y cornisas que evoca el barroco inglés de las torres de la Catedral de San Pablo, en Londres.
A la fecha, no se cuenta con información sobre el por qué, al momento de la construcción de la bóveda, no se siguió el modelo semiesférico absoluto propuesto por Seijas y se optó por un incremento en la altura, con tendencia apuntada, por reducción de la curvatura. Para ello se aplicó una solución arquitectónica conocida como Della Porta-Fontana o Petrina (por reproducción de la forma de la cúpula de la Basílica de San Pedro, en Roma). Asimismo, en el modelo original, la plementería o conjunto de paños que recubren los espacios de la bóveda entre cada nervio, se presentaba exenta de ornamentación y en su construcción le aplicaron formas ornamentales de yesería que simulaban redecillas de filigranas y elaboradas cartelas con roleos y, por igual, los macizos pasamanos de los escalonados derrames de los ventanales del domo, no se hicieron.   
La calidad constructiva de la obra del domo de Seijas Cook y Sucre Loynaz quedó constatada una vez más, tanto por su resistencia, sometida a prueba en el sismo del domingo 18 de octubre de 1981, el más intenso registrado en el Táchira en los últimos años (de magnitud 5.9 Mw) como en las restauraciones realizadas en 1997 cuando no se detectaron niveles de deformaciones, de tensiones o de daños de gravedad en la cúpula, dándonos una idea del cuidado que tuvieron estos ingenieros en el diseño y cálculo de las fundaciones de la obra al mantenerse, de forma homogénea, la distribución de presiones sobre el histórico y cuatricentenario suelo de la Catedral. 

 



Plano de alzada principal (fachada) y de planta, de la Iglesia matriz de la ciudad de San Cristóbal. La fachada es un boceto del singular proyecto realizado por el ingeniero-arquitecto Rafael Seijas Cook, para 1916. La planta mantiene los espacios históricos y refleja la distribución lateral de los únicos elementos adosados a la iglesia en su muro sur, estos son: las resistentes bases o cimientos para lo que sería la torre del reloj; el bautisterio; la larga capilla de Nuestra Señora de los Dolores y la antigua capilla de San Antonio de Padua, desde 1956 capilla del Señor de Limoncito agregándosele en 1965 el título de sede parroquial catedralicia del Sagrario Catedral de San Cristóbal. Planos tomados de la Memoria que presenta el Ministro de Obras Públicas a las Cámaras Legislativas en su reunión constitucional de 1917, tomo I, Caracas, Litografía y Tipografía del Comercio, 1917. Plano D. (Foto: Investigación documental y biblioteca personal del historiador y académico Bernardo Zinguer, 2022).

         La Catedral italianizante que no llegó a ser... 

Como dato singular y escasamente conocido o no, se tiene que Seijas Cook, en su visita de trabajo a San Cristóbal en junio de 1916, no se limitó únicamente al estudio y diseño de la cúpula. Como ingeniero-arquitecto elaboró y dejó, en boceto, un alzado principal o representación plana de una fachada o frontis que ideó para la Iglesia matriz de San Cristóbal la cual, buscando armonizar con el diseño de su cúpula, le daría unas perspectivas y proporciones adecuadas, otorgándole una lectura arquitectónica de tipo monumental al templo primado del Táchira.
No obstante, debemos destacar que la cubierta seleccionada -casi horizontal o plana- para las sólidas torres, genera un efecto de corte brusco de la percepción visual arquitectónica, esto es, una interrupción en la lectura o trayectoria inducida de ascenso de esos volúmenes, ideado por el arquitecto-diseñador.
Por igual, junto al dibujo técnico del boceto dejó un plano de cómo era la planta de dicha iglesia para 1916 donde destacan las viejas capillas laterales a la nave sur, el Bautisterio, la de Nuestra Señora de los Dolores (la más larga) y de San Antonio de Padua (actual capilla del Señor de Limoncito). Todos estos planos fueron evaluados en Caracas por el Ingeniero Manuel Felipe Herrera Tovar (1865-1932) quien supervisaba el cumplimiento de las normas y especificaciones del Ministerio de Obras Públicas (elaboradas por él) en todas las construcciones del país. Sobre los resultados sólo se conoce que Herrera Tovar presentó un informe al respecto. Consideramos que el costo de la intervención en la fachada debió ser el motivo para que dicho proyecto quedara archivado en el tiempo.
Es necesario recordar que, para esa fecha, el aspecto exterior de la Iglesia parroquial de San Cristóbal o iglesia matriz, en especial el frontis, era una amalgama discordante de estilos que se iban sucediendo uno tras otro desde el inicio de su reconstrucción luego del terremoto de 1875.
El frontis contaba con un único nivel y una única torre-campanario, de modesta altura, en su costado norte. Un todo sin esmeros artísticos. Por ello, Seijas Cook propone una intervención monumental que unificara estilos pero sin derribar lo ya construido, por lo que esto implicaba en costos. No se conocen escritos del autor sobre la inspiración para su fachada sancristobalense y sólo podemos deducir algunas conclusiones a partir del boceto de alzada principal y plano de planta.
En primer lugar este modelo singular pero monumental resultaba disruptivo con su entorno urbano de rígidas, secuenciadas y ordenadas formas coloniales de casas de paredes de tierra pisada, bahareque, adobes y tejados a dos aguas. En segundo lugar, resulta un diseño singular, único. Si bien, en lo artístico es ecléctico o producto de la suma visual ordenada de varios estilos históricos, predomina el severo e imponente estilo renacentista italiano que nos lleva al Palacio Pitti de Florencia (Italia), construido en el s. XV. Como en el palacio italiano, el almohadillado horizontal del proyecto de Seijas Cook le disminuye o resta importancia a la altura de las torres laterales y a la recargada ornamentación de la puerta mayor o central, rematada por la escultura del ángel de la séptima trompeta, aquel que llamará al Juicio Final, cuando se ha de juzgar a los muertos, que se describe en el libro del Apocalipsis (Cap. 12). y que se describía en las antiguas misas de difuntos (Missa pro defunctis), en la segunda secuencia: "Tuba, mirum spargens sonum/La trompeta esparciendo un sonido admirable".  
En cuanto al diseño de las torres, si bien comparten una singular forma trapezoidal y remate neorrománico casi plano -que evoca a las cubiertas de torres del románico, en específico del lombardo- no son simétricas en su totalidad, por lo que se puede suponer que tuvo que adaptar su diseño a una construcción previa, en especial a lo que ya existía de la torre-campanario (norte).
No obstante, todas estas acotaciones ornamentales y arquitectónicas no desdicen del objetivo del proyecto ideado en 1916 -pero que no se llegó a construir- que el edificio de la Iglesia matriz de San Cristóbal impactara enormemente en la visual y mentalidad urbana de la época, cumpliendo la función para la que fue construido, y que puede quedar resumida en las palabras que exclamó el patriarca Jacob: "¡Cuan imponente es este lugar! Esto no es más que la Casa de Dios y esta es la puerta del cielo" (Gén 28,17).      



Antiguo altar mayor tipo retablo neogótico de la Iglesia Catedral de San Cristóbal, para 1937. Era una obra del alarife Jesús Manrique y fue derribado en las remodelaciones de 1960-1961 junto con el muro de cerramiento, creando el arco toral oriental y un nuevo espacio para el ábside catedralicio, donde se ubicó la sillería del coro de los canónigos y los balcones mozárabes laterales (inspirados en el balcón con celosía que se observa a la derecha de la foto). En la foto se pueden detallar los siguientes elementos: tres ventanales o luminarias en el primero y segundo cuerpo de la cúpula; parte de las pechinas orientales; arcos torales frontal y laterales; sede o cátedra episcopal (izquierda del observador) y el púlpito (derecha del observador). Foto: Archivo fotográfico de la familia Sandoval Zambrano, Lobatera, 1937.



Imagen del altar mayor de la Catedral de San Cristóbal, para 1956. Se pueden observar en el altar tipo retablo neogótico, realizado por el alarife Jesús Manrique a inicios del siglo XX, las imágenes de San Sebastián, patrono de la ciudad (izquierda del observador) y San Cristóbal, santo titular de la iglesia (derecha del observador). Este altar fue derribado en 1960 durante las remodelaciones de la Catedral. Foto: Rivera, Julio C. Teatro Infantil Literario, Ediciones Rex, San Cristóbal, 1956.

Monseñor Alejandro Fernández Feo, Obispo de la Diócesis que promovió la remodelación de la Catedral entre 1960 y 1961, dándole el aspecto que conocemos en la actualidad, supervisaba todas las obras en lo litúrgico y decidió mantener la histórica distribución de las imágenes de los nichos del antiguo altar mayor, en el nuevo ábside de artesonado mudéjar, en la siguiente forma: Las imágenes del Corazón de Jesús (como Cristo Rey), San José y la Virgen del Carmen, se representaron en sendos vitrales en el nuevo ábside, sobre la sillería del coro de los canónigos. La imagen de San Sebastián se trasladó y pasó a presidir la capilla norte del presbiterio (en la nave del Evangelio) y la de San Cristóbal, la sur (en la nave de la Epístola). Digitalización de imagen José Antonio Pulido Zambrano, 2022. Reproducción con fines didácticos).  


Visual moderna
En las remodelaciones realizadas entre 1960 y 1961 a la edificación de la catedral, obra realizada para conmemorar el Año Cuatricentenario de la fundación de la ciudad de San Cristóbal (1561-1961), trabajos que fueron delineados en un estilo neocolonial ideado por el arquitecto Graciano Gasparini (Gorizia, Italia 1924 - Caracas, 2019) y llevados a cabo por la constructora tachirense Esfega, la cúpula perdió la totalidad de la ornamentación neobarroca y formas neogóticas (ajimez y tracería en ventanales) de  1916. Desapareciendo, incluso, los cuatro característicos ventanales angulares del octógono, que resaltaban por sus prolongados verteaguas (en escalonamiento) los cuales partían de los travesaños inferiores o alfeizares de los ventanales. Unificándose la obra en un estilo sencillo neocolonial. Por igual, en su paramento occidental se agregó una escalera de placas de anclajes metálicos,  de tipo marinera y sin protección guarda-hombres, para alcanzar el cupulino o linterna, esto para efectos de reparaciones o limpieza del mismo.
De las obras de 1916 sólo permanecen: la estructura interna, de su forma; el sinuoso entablamento octogonal que sirve de arranque a la cúpula y los altorrelieves de serafines, de la decoración interior, que se aprecian actualmente bajo y a lo largo de la línea de arranque de la bóveda, sólo visibles desde el altar mayor y cátedra o desde la sillería del coro de los canónigos. Esta última, verdadera obra de arte de la ebanistería tachirense del pasado siglo, la cual perdió la funcionalidad para la cual fue creada, al desaparecer el Cabildo catedralicio, quedando inactiva o, a nuestro criterio, diluyéndose en un futuro incierto.


 

Dibujo de alzada octogonal de la cúpula para la Iglesia parroquial matriz de San Cristóbal. Original, de la sección superior (tambor y cierre esférico) de la neobarroca y neogótica cúpula o domo para la iglesia mayor de la ciudad de San Cristóbal, elaborado por el ingeniero Rafael Seijas Cook en 1916. Memoria que presenta el Ministro de Obras Públicas a las Cámaras Legislativas en su reunión constitucional de 1917, tomo I, Caracas, Litografía y Tipografía del Comercio, 1917. Plano E. (Foto: Investigación documental y biblioteca personal de Bernardo Zinguer, 2022).


Si se parte del principio conocido que el Ingeniero Seijas Cook era un estudioso de la arquitectura y su evolución, existe la probabilidad que, por igual, se inspirara para el diseño de su domo en la Catedral de San Cristóbal, en la obra de los arquitectos August Esenwein y James A. Johnson en la Exposición Panamericana de Buffalo, Nueva York, en 1901. Estos arquitectos diseñaron un edificio de armar y desarmar, para las artes escénicas, en la referida exposición a partir de un gran domo como cubierta, y fue denominado The Temple of Music. Toda la edificación fue ornamentada en un estilo que los propios arquitectos denominaron Free Renaissance Style, influenciado principalmente por el Renacimiento italiano. Aún cuando era una obra arquitectónica extraordinaria, trascendió más su historia por ser el lugar donde fue tiroteado a quemarropa el Presidente de los Estados Unidos William McKinley el 6 de septiembre de 1901, falleciendo ocho días después de ese atentado. Esta impresionante estructura fue desarmada en partes y desechada al finalizar la exposición (Foto: History of Buffalo, NY, USA, https://buffaloah.com/a/archs/ej/dem/temple.html).



Panorámica de la Iglesia Catedral de San Cristóbal y la visual y estructura de su edificación para 1947. Esta imagen nos da una valiosa información sobre una época cuando la ciudad aún conservaba sus aires de villa colonial. En un primer plano, se aprecia el perfil de la cúpula y su sensación de obra inconclusa, por no tener cupulino o linterna el domo; la torre de los Apóstoles (denominada así por el común motivado a las cuatro esculturas de los evangelistas que se levantaban en la cornisa del segundo cuerpo de la torre, la cual cumplía para el momento las funciones de torre del reloj y campanario); la pared blanca de tierra pisada y bardas de teja del primer cementerio de la ciudad, espacio ocupado en la actualidad por la sede neocolonial de la Curia Diocesana y Casa Episcopal. El plano de fondo está marcado por las primeras estribaciones de la sierra de la Maravilla, al sureste de la ciudad, y sus aldeas y caseríos de Loma de Pánaga y El Ron (Foto: "El Táchira en 1947", publicación conmemorativa del IV Centenario del Descubrimiento del Táchira, Gobierno del Estado Táchira, Archivo de la Academia de Historia del Estado Táchira, digitalización de José Antonio Pulido Zambrano, 2021. Reproducción con fines didácticos).





Paisaje icónico o la idílica arquitectura de una Arcadia sancristobalense... Esta panorámica nos permite apreciar sobre la histórica colina fundacional de la ciudad, a 825 m.s.n.m., en la "sabana alta y despoblada" que identificaran las crónicas españolas del siglo XVI y erguida, en solitaria altura, la imponente edificación de la Iglesia Catedral de la ciudad-villa de San Cristóbal. El domo de Seijas Cook y torres del frontispicio, dominaban cualquier horizonte de la ordenada, tranquila, bucólica y humanizada urbe capitalina tachirense. La misma formaba un paisaje de casas solariegas, amplias, con patios poblados de árboles frutales, con fuertes muros de tapia pisada, adobes o bahareques, solados de ladrillo tablita, ocres techos de tejas cubiertas de musgo sobre caña brava, barro y vigas de madera. Todas de un solo piso o planta por temor a los terremotos. No obstante, sería otro "terremoto imperceptible" el destructor de este armonioso paisaje: la anarquía constructiva sumada a la vorágine del cemento, el hierro y el acero quienes, como tormentoso remolino, arrasaron estas edificaciones de materiales naturales y espacios verdes, transformando el urbanismo tradicional de la ciudad de San Cristóbal a partir de la década de los años cincuenta del pasado siglo. Ese urbanismo fue sustituido por lo que se ha denominado, de forma descriptiva, "cobija o colcha de retazos". Convirtiendo a la otrora ciudad-villa en una "colcha" más dentro del actual urbanismo imperante en las ciudades capitales latinoamericanas, sobrepobladas y ya deshumanizadas en gran medida. En cuanto al lugar desde donde se construyó la fotografía o lugar de captación, por el espacio y perspectiva que presenta, haciendo de la Iglesia Catedral un punto obvio de atención -aún cuando no esté en su centro o no haya más puntos de conexión- esta panorámica debió ser tomada desde la altura de los techos y bóvedas de la Iglesia de San Juan Bautista, en La Ermita (Foto Arenas, 1950. Publicada por Rivera, Félix M. "La Colombia que vi", Editorial Antares, Bogotá, 1952. Digitalizada por José Antonio Pulido Zambrano, 2022. Reproducción con fines didácticos).



Vistas de la sección inferior del domo de la Catedral de San Cristóbal 



Sección interior del domo de la Catedral de San Cristóbal con la única decoración en relieve que se conserva de la edificación de 1916. La misma marca la separación del tambor de la cúplula de la semiesfera. Se aprecia por igual la solución de transición del espacio cuadrado del altar mayor a la esfera de la bóveda a través de pechinas. Asimismo se puede observar el estado de conservación para la fecha (Foto: Cortesía del Prof. Jack de la Parra, 2023. Reproducción con fines didácticos).



La transición arquitectónica del símbolo. Del cuadrado, representación simbólica de la tierra, del mundo terrenal, se pasa a la semiesfera, representación de los cielos, de lo espiritual para el ser humano (Foto: Prof. Jack de la Parra, 2023).



Imponente y majestuosa vista de la sección interior del domo de la Catedral de San Cristóbal. Se aprecia la solución de transición del espacio cuadrado del altar mayor a la esfera de la bóveda a través de pechinas que tienen sus arranques en los cuatro ángulos de la cornisa moldurada; las cuatro pilastras que soportan el domo; el arco toral dorsal o de espalda que permite el acceso al ábside catedralicio y lugar que alberga a la artística sillería en madera del antiguo Coro de los canónigos (Foto: Prof. Jack de la Parra, 2023).


Vistas de la sección exterior del domo de la Catedral de San Cristóbal 



Exterior de la edificación de la Catedral de San Cristóbal donde se puede detallar la edificación correspondiente a la Sacristía, la sección posterior de las torres y fachada tipo retablo y dos de los cuatro contrafuertes macizos que reciben las fuerzas de empuje y peso del domo catedralicio de 1916 (Foto: Prof. Jack de la Parra, 2023).






Fotos: Santiago Xavier Sánchez, 2016 (publicadas originalmente en el trabajo sobre "El Gran Ferrocarril del Táchira" y "El Señor de Limoncito, guardián de la ciudad", año 2016. Edublog Proyecto Experiencia Arte).

Panorámicas de la ciudad de San Cristóbal, capital del Estado Táchira, para 2016, con plano de fondo hacia el estecaptada desde los  ventanales neocoloniales de la torre norte o campanario de la Iglesia Catedral. Se observa el domo catedralicio ya en un estilo neocolonial, luego de las reformas de 1961 así como la unidad y el orden urbanístico de la época colonial española desapareció ante la anarquía constructiva o "cobija (colcha) de retazos" urbanística que impera en la actualidad en Latinoamérica. Sólo permanece igual, hacia el punto cardinal este, la Sierra de la Maravilla con sus encapotadas cumbres del páramo de Moraleño.




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