lunes, 30 de mayo de 2016

El camino real de la Frontera (San Cristóbal – San Antonio del Táchira, ss. XVI al XX), tras las huellas de su toponimia | On the Way to the Frontier (San Cristóbal – San Antonio del Táchira Trace, A Royal Road from 16th to 20th-centuries): Toponymical Footprints From the Past






Textos: 
Dr. Beat Meier (con planos y fotos, Olten, Suiza, 2016)
Samir A. Sánchez (2016)





Via Strata Occidentalis  

Reconstruir el itinerario del antiguo camino real de la Frontera tachirense (desde el siglo XVI al siglo XX), en su recorrido de treinta y cinco kilómetros aproximadamente, desde la Villa de San Cristóbal hasta la Villa de San Antonio del Táchira, hacia el poniente, siempre resultará en una aventura del pensamiento y de la memoria para el lector –avezado o no-. 


Sólo quien sigue su rastro, por igual difícil y abrupto, tras la imagen de épocas lejanas, puede comprender, en su integridad, el impulso y la permanente necesidad de comunicación y aspiración humana por integrar –y no disgregar- culturas y tradiciones diversas.



Conocer y reflexionar, en la actualidad, sobre el hecho y el significado de la primera ruta de la Frontera, adquiere un sentido singular sobre el cual es necesario insistir.
 
 
Así, presentar la historia y el trazado del camino frontero, puede permitir la adquisición de información e ideas que constituyen no sólo un enriquecimiento del repositorio cultural de quien ya tiene una preparación específica en la materia, sino también de un eficaz programa geográfico, toponímico e histórico para quien investiga la realidad actual de la frontera tachirense y venezolana, con un miramiento puesto en el pasado.






Sumario: Via Strata Occidentalis; 1. Topónimos tras el mandoble y los caballos de los conquistadores; 2. El camino, paso transitado por ejércitos, en 1813 y 1816;  3. El camino frontero en el siglo XX, un aporte especializado para su reconstrucción; 4. Una ruta antigua para una sociedad futura; Bibliografía.




1. Topónimos tras el mandoble y los caballos de los conquistadores


Los primeros documentos o crónicas, de la época de la conquista, identifican con escasa firmeza, los primigenios topónimos que se erigieron sobre el inicial camino frontero: valle de Santiago (emplazamiento de la ciudad de San Cristobal, desde 1561), pueblo de las Auyamas (Zorca-Providencia), Capacho (Independencia-Libertad), Lomas del Viento y valles de Cúcuta (emplazamiento de las ciudades de San Antonio del Táchira, Cúcuta y Villa del Rosario).


Fray Pedro de Aguado OFM, el primer descriptor de la geografía tachirense señaló, en su crónica de 1569, dichos lugares como hitos toponímicos en el recorrido del Capitán Alonso Pérez de Tolosa y su hueste tocuyana, en 1547, sobre los milenarios senderos de contratación aborigen. No obstante enfatiza que la ruta seguida era por las «chapas fronteras y altos desde donde columbrar los peligros» (AGUADO, OFM, Fray Pedro de, Recopilación Historial de Venezuela, ediciones de la Presidencia de los Estados Unidos de Venezuela, Caracas, 1915, tomo I, p. 238 y ss).


En 1558, una segunda incursión española, dirigida por el alcalde de la Nueva Pamplona del Nuevo Reino de Granada (fundada en 1549), el Capitán Juan Rodríguez Suarez, en la búsqueda de las míticas minas de oro de las Sierras Nevadas (actual Sierra Nevada de Mérida), agregó nuevos topónimos al camino: río de las Dantas y Loma Verde (probablemente sea el actual emplazamiento de La Mulera y Apartaderos, donde el paisaje de bosque húmedo tropical adquiere un verde intenso en evidente contraste con los semiáridos paisajes de los valles del río Táchira y Cúcuta). La Loma Verde se conoció luego como de la Guasábara, por el enfrentamiento que tuvieron allí los soldados de Rodríguez Suarez con las parcialidades aborígenes que poblaban dichas alturas.


En 1561, ya fundada la ciudad de Mérida (1558) y la Villa de San Cristóbal (31 de marzo de 1561), y en fecha 28 de agosto, en un documento de composición de tierras que se otorgaba al veterano Capitán Nicolás de Palencia, se habla por primera vez del camino y se le suma el topónimo San Cristóbal

«a vos Nicolás de Palencia, por vuestros servicios, dos estancias para ganados mayores en términos de esta ciudad, que es una legua de esta parte de la Loma del Viento, en un arroyo arriba que sale de las cabeceras del valle de Cania, que atraviesa el camino que va a la Villa de San Cristóbal, donde dicho Nicolás de Palencia dio una cata, y sea la una estancia a la mano que da el arroyo arriba, y la otra a la mano derecha el arroyo abajo, de una banda y otra» (OTERO D’ACOSTA, Enrique, dirección, prólogo y notas, Primer Libro de Actas del Cabildo de la ciudad de Pamplona en la Nueva Granada, 1552-1573, Bogotá, 1950, p.333).



Panorámica de los paisajes de la Depresión del Táchira, captada desde el sitio de El Viso, (1.160 m sobre el nivel del mar) en las inmediaciones de Apartaderos. Se observa en un primer plano -siguiendo las estribaciones meridionales del cerro La Aguadita- parte de la Troncal N° 1 o Carretera Panamericana, principal vía de comunicación entre San Cristóbal, San Antonio del Táchira y la frontera. En el fondo del valle, parte del trayecto de la carretera que conduce desde San Antonio del Táchira y Peracal, a la ciudad de Rubio, y en el plano de fondo la arista o prominencia montañosa (860 m sobre el nivel del mar) del cerro Rangel (Foto: Dr. Beat Meier, 1980).


En el siglo XVIII, el camino está consolidado. Don Miguel de Santiesteban, natural de la ciudad de Cuzco y Corregidor del Alto Perú, hizo un viaje por tierra desde Lima a Caracas, entre 1740 y 1741. Describió el trayecto entre San Antonio del Táchira y Capacho, en los siguientes términos: «La parroquia de San Antonio dista un día de camino hasta la Villa de San Cristóbal [...] hasta este pueblo (Capacho) es el camino escarpado de algunas tierras gredosas que cuando están mojadas son resbaladizas y en otros bosques claros» ('Viaje muy puntual y curioso que hace por tierra don Miguel de Santiesteban desde Lima hasta Caracas en 1740 y 1741' en ARELLANO M., Antonio, Documentos para la Historia Económica en la Época colonial, viajes e informes, Academia Nacional de la Historia, No. 93, Caracas, 1970 pp. 141-142). 

No obstante,  en la población de Capacho el camino presentaba una importante bifurcación o ruta alterna. Los viajeros, viandantes, íncolas trashumantes o militares que no entraban a la Villa de San Cristóbal por cuanto se dirigían directamente a otros destinos como La Grita o Mérida, de Capacho descendían por otro camino al valle de Peribeca y de allí a Táriba, donde retomaban nuevamente la vía principal o viceversa (viaje de Don Miguel de Santiesteban de Lima a Caracas, entre 1740 y 1741, y del General Daniel Florencio O'Leary, en 1830: «En el camino entre Cúcuta y Táriba, hay una aldea llamada Capacho, dejé esta a la derecha, y a pesar del mal estado de los caminos, que las constantes lluvias hacian instransitables, llegué a las seis de la tarde a Táriba» en O'LEARY, Daniel Florencio, Memorias, Biblioteca de Autrores Colombianos, Ministerio de Educación Nacional, ediciones de la Revista Bolívar, tomo V, Bogotá, 1952, p. 44).

Quienes tomaban el rumbo directo hacia San Cristóbal, entraban al pueblo de Capacho y de allí seguían un camino hasta el caserío de Rancherías, desde donde bajaba hasta Zorca y seguían a la colina del actual Mirador para caer a Puente Real, sobre el río Torbes. Este fue el camino que tomó El Libertador y el ejército de la Unión neogranadina en la Campaña Admirable de 1813, para llegar a la Villa de San Cristóbal.   


En cuanto a nuevos lugares, en 1724, en un acta notarial de donación y creación parroquial –y con la solemnidad de unos padres fundadores- quedaba por escrito el último topónimo urbano del camino, junto a la ya raya del río frontero, San Antonio del Táchira


«Nosotros, vecinos de la Villa de San Cristóbal y residentes en este valle de Táchira y otros sitios de la jurisdicción de la Villa, en donde asistimos y tenemos los aposentos y casas de nuestra morada de campo, en nombre de Dios Todopoderoso y a mayor honra y gloria de Nuestro Señor Jesucristo y su Santísima Madre, declaramos que habiéndonos juntado y congregado de mutuo, propio y común acuerdo y consentimiento, por vivir dispersos n nuestras familias en diferentes valles contiguos a este de Táchira, a donde cómodamente y sin quebrantos podremos fundar casas para nuestras moradas; y estando ciertos y bien instruidos y capaces de lo que en el caso podemos y debemos hacer y el derecho que nos asiste, para el mejor logro que pretendemos, como fieles y católicos cristianos, hacemos primero y ante todas cosas advocación divina. Por ello, hemos tratado y conferido de común acuerdo deliberado que para tener pasto espiritual y que le tengan nuestras familias y domésticos cómodamente y sin subsidios ni quebrantos de nuestras personas, erigir y fundar, con licencia y expreso consentimiento de los señores superiores, una parroquia en este valle de Táchira, en jurisdicción de la Villa de San Cristóbal de la Provincia del Espíritu Santo de La Grita Ciudad de Maracaibo, de cincuenta o cuarenta y ocho vecinos que por la presente son fundadores, la cual parroquia sea y se nombre San Antonio de Padua []» (Archivo Arzobispal de Santa Fe de Bogotá, sección Parroquias,1724. Copia en el Archivo de la Academia Nacional de la Historia, Caracas, sección Traslados, armario 5to, tomo 6, pp. 27 y ss.).



Estribaciones septentrionales del cerro La Aguadita (1.440 m). A los pies de esta prominencia corren las aguas de la quebrada de El Salto. Panorámica captada desde el páramo de Salado Negro (Foto: Dr. Beat Meier, 1980).


2. El camino, paso transitado por ejércitos, en 1813 y 1816


La Guerra de Independencia hizo que el viejo camino de la frontera conociese, en el siglo XIX, las huellas de dos ejércitos contendientes. Primero, el de El Libertador en la Campaña Adsmirable de 1813 -volviendo a recorrerlo en la Campaña de Los Andes, de 1820, que finalizó con la batalla de Carabobo- y un segundo ejército, el realista, entre 1814 y 1817. Es a partir de este último contingente, como se llega a conocer el trazado o itinerario del mismo.


Su descripción se encuentra en el informe topográfico elaborado por el Capitán Diego Fragoso, oficial del Estado Mayor del Ejército Español de Tierra Firme y comandante de la V división del Ejército Expedicionario de Costa Firme, comandado en su totalidad por el Capitán General Don Pablo Morillo.



«5. Desde Quebrada Vichuta a la villa de Cúcuta/Desde Vichuta a la Ermita y villa de San Cristóbal, un cuarto de hora de camino bueno y llano, con casas a los lados del camino. Esta villa tiene 700 vecinos, con iglesia parroquial […]. La inclinación de los habitantes consiste en el comercio de carnes y mulas con los Llanos de la Provincia de Barinas; con Maracaibo en el de ropas, vinos y aguardientes. Y en estos mismos géneros introduciéndolos al Reino de Santa Fe, también de acero y hierro, con cuenta para las muchas haciendas que hay en aquellos valles.

Desde San Cristóbal se va a Zorca, que dista una hora de camino bueno, aunque de subida algo pendiente, con casas a derecha e izquierda. A la Quebrada o vados de Zorca hay una hora de buen camino, algo de subida suave y luego una pequeña bajada. La Ranchería dista una hora de subida suave, con piso de cascajo.

Desde aquí, al pueblo de Capacho hay una hora de camino bueno, malo y llano. Es pueblo de indios tributarios y tiene entre campo y pueblo 400 vecinos […].



A la Quebrada de Muares, un cuarto de camino, de bajada muy gredosa, penosísima en invierno. A la cuesta de Muares hay tres cuartos de igual camino. Aquí hay una quebrada llamada de Las Lomas, que se pasa dieciséis veces y es muy peligrosa en invierno. Desde la Quebrada de La Ovejera se va a la Cuesta del Rico, que dista ocho minutos, de subida y bajada muy pedregosa y expuesta en tiempo de lluvias. Al pie de la bajada hay tres casitas de palma y una de tejas, donde se hace tránsito generalmente. Desde aquí se va al Corral de Piedras, con alguna piedra y cascajo.



La huerta de Santiago Azpeitia está muy inmediata por camino llano, pero de piedra. Aquí se pasan cuatro vados de la Quebrada de La Loma ya dicha, hasta el Llano de la Marcela. Desde aquí comienza a subirse media hora de camino muy agrio, pendiente y gredoso, por una cuesta llamada de los Veros. 


Continúa subiendo otra media hora de camino tan agrio y pendiente como el anterior hasta llegar al riachuelo o la Quebrada del Salto. Síguese otra media hora de subida agria, aún más que las anteriores y de mayor resbaladero en tiempo de lluvias. Desde esta altura se descubren todos los valles de Cúcuta. Síguese el Alineadero, donde las mulas, arrieros y marchantes tienen que andar uno detrás de otro por lo escabroso del terreno, en un cuarto de hora del mismo camino, con muchísimo fango.


En este sitio, que es una meseta, es donde todos los pasajeros tienen que componer las cargas o sillas, porque en las penosas anteriores en ésta se descomponen. Desde aquí se desciende por una cuesta más larga que las anteriores, tres horas. Desde el Alinadero se viene al Cacahuital, que está media hora de camino muy pendiente y gredoso; luego se viene al Fical, bajando media hora tan pendiente como la anterior. Desde aquí al alto de las Cruces hay tres cuartos de hora de bajada, pero aún peor, hay aquí unas piedras llamadas lajas -como la suara de España- por encima de las que tienen que pisar las caballerías con mucha exposición de caerse.



A la Quebrada Seca hay media hora de camino suave, y bajada. De aquí, a tres cuartos de legua está el Cerrito del Indio, y Llano de San Antonio, de camino llano y buen piso. La parroquia de San Antonio de Táchira está un cuarto de legua: este es el último pueblo de la Provincia de Maracaibo, fronterizo del Reino de Santa Fe, que lo divide el río de Táchira que, aunque no es profundo, en invierno no se puede pasar en seis o más días: no tiene puente ni cuerda; sus corrientes son rápidas, las muchas piedras que arrastra y lo mucho que se extiende no lo permiten. Tiene una iglesia parroquial, un párroco y algunas capillas en diferentes sitios del pueblo y algo fuera de él. Tiene 800 vecinos. Sus producciones consisten en abundancia de cacao, reguladas en más de mil cargas, algún café, caña, maíz, trigo, legumbres, cría de ganados vacuno, lanar y cabrío y cerdos. Tiene comercio con Maracaibo de las producciones de él, por ropa, vinos, hierro y acero; también con la Provincia de Barinas, en ganados; con el Reino de Santa Fe en lienzos y mantas. La inclinación de los habitantes es a la agricultura […].



Los insurgentes vivieron en él un año, desde donde salían a oprimir los pueblos de la provincia de Maracaibo. La posición del pueblo es un ameno llano, pero por el Oriente tiene grandes alturas, aunque fuera del tiro de cañón. Sin embargo las tropas que mandaba un tal Yepes, en número de 2.000 insurgentes, se atrincheraron en 1812 en el Cerro de los Naranjos, de donde arrojó el Sr. Gobernador de Maracaibo Coronel Don Ramón Correa, con 600 realistas. También se atrincheraron en dicha altura, en frente de la de los Naranjos, dejando el Camino Real en medio de las dos trincheras. El párroco D. Bernardino Uzcátegui fue el que más se distinguió en la insurrección en este pueblo.


Desde el pueblo de las Dantas hay ocho minutos de camino llano y piedra. En invierno detiene los pasajeros. Al río que divide la Provincia de Maracaibo y Reino de Santa Fe hay ocho minutos de igual camino» Relaciones Topográficas de Venezuela 1815 – 1819, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Centro de Estudios Históricos, Departamento de Historia de América, colección Tierra Nueva e Cielo Nuevo, volumen 31, Sevilla, 1991, pp. 295-299: Archivo General de Indias. Cuba, 898 A. Copia en Servicio General del Ejército. Caja 7. II, documento número 77. Sobre Santiago Azpeitia, referido en la relación, se conoce que en 1816 era el mayordomo de fábrica de la iglesia parroquial de San Pedro de Capacho, y su nombre completo era Lucas Santiago de Azpeitia (Archivo Arquidiocesano de Mérida, Visitas Pastorales, caja 5ta, "Actas de la primera visita al pueblo de Capacho, por su Señoría Ilustrísima Rafael Lasso de la Vega, 1816"). 





Vista de la garganta rocosa que forma la quebrada La Capacha -ya unida sus aguas con las de la quebrada de El Salto-, antes de descender a los valles de Cúcuta (que se observan en el plano de fondo) de las antiguas crónicas. Imagen captada desde las alturas del páramo de Salado Negro, en las inmediaciones de Capacho-Libertad (Foto: Dr. Beat Meier, 1980).






3. El camino frontero en el siglo XX, un aporte especializado para su reconstrucción



Beat Peter Meier Senn, doctor en Geología por la Universidad de Basilea-Universität Basel (1983), con la tesis doctoral titulada «Lithostratigraphie und Blocktektonik im nördlichen Teil der Táchira-Senke (W. Venezuela)»-«Litoestratigrafía y tectónica de bloques en la parte septentrional de la depresión del Táchira (Venezuela Occidental)» y residente en Olten (Suiza), trabajó en el Estado Táchira en la década de los setenta e inicio de los ochenta del pasado siglo, levantando los mapas geológicos de la región.


Interesado en el conocimiento del topos y el espacio de los lugares tachirenses que documentó, ha querido contribuir con Proyecto Experiencia Arte, a través del aporte de sus conocimientos sobre el área geográfica del antiguo camino real de la Frontera, elaborando una reconstrucción del trazado del mismo, a partir de su experiencia en trabajos de campo, crónicas de las época, planos y herramientas topográficas facilitadas por la red, como lo es  Google Earth®. Lleguen a él, nuestras expresiones de gratitud por compartir su trabajo, valioso aporte en la difusión del conocimiento universal.


Expone el Dr. Meier.

«Permítame presentarle con el fichero (en formato PDF anexo) una alternativa a la ruta del camino frontero descrito en su blog «El Buitre», el último bandolero de la frontera tachirense.


Esta propuesta se basa en: (a) mi propio conocimiento de la zona entre San Antonio y Apartaderos-La Mulera y (b) en la descripción del camino que se encuentra en el informe topográfico elaborado por el Capitán Diego Fragoso.


Cartografiando la geología de la zona, entre 1978 y 1979 tuve que subir y bajar por igual tantos caminos y quebradas. En esa época el ‘camino real’ entre San Antonio y Apartaderos era conocido no sólo por los lugareños sino también por inmigrantes colombianos ‘indocumentados’ que pasaron la frontera. Incluso los guarda-fronteras de la Alcabala de Peracal me advirtieron de su presencia, quienes, esquivando por esa ruta el puesto carretero de vigilancia fronterizo, caminaban hasta Apartaderos y de allí tomaban un taxi o carrito por puesto para seguir a San Cristóbal (o a otros lugares de Venezuela). La foto https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10207444597566531&set=oa.10153626730031795&type=3&theater, capta el lugar donde hay un estrella roja (ver Figura 1) y muestra esa realidad fronteriza de principios de la década de los ochenta del pasado siglo: una familia subiendo ese camino conocido como ‘camino real’.




Tramo (a 720 m sobre el nivel del mar) del antiguo camino real de la Frontera (San Cristóbal - San Antonio del Táchira) transitado por inmigrantes indocumentados. El relieve y lo fragoso del camino, descrito en 1816, permanecen inalterados en el tiempo (Foto: Dr. Beat Meier, 1979).




Figura 1 (Dr. Beat Meier, Olten, Suiza, 2016).

En el mapa topográfico (a escala 1:25 000) se señala el camino referido, destacado en la Figura 2. En Google Earth se ve hoy en día una carretera al norte de ese ‘Camino Real’ que lleva desde San Antonio del Táchira a Lomas Bajas, la cual en los años 70/80 no existía.


Figura 2 (Dr. Beat Meier, Olten, Suiza, 2016).

En la Figura 3 he puesto el ‘Camino Real’ sobre un mapa topográfico (a escala 1:100 000). Se asume que ese tramo es el camino descrito por el Capitán Diego Fragoso, porque menciona la Quebrada Seca (identificada en la Figura 3). Así,  el camino frontero tendría que pasar ‘en alto’ entre Apartaderos y Capacho.



Figura 3 (Dr. Beat Meier, Olten, Suiza, 2016).




Paisaje del valle (480 m sobre el nivel del mar) formado por la quebrada La Danta, entre Las Adjuntas y el sitio de Peracal. Destacan las antiguas tierras de labor para la época, sembradas con cañaverales (Foto: Dr. Beat Meier, 1979).

En la Figura 4 he rotulado los lugares que menciona el Capitán Fragoso. No hay problema al seguir el camino desde San Cristóbal a Capacho.


Figura 4 (Dr. Beat Meier, Olten, Suiza, 2016).

Desde Capacho he puesto las quebradas y cuestas en la secuencia que las describe Fragoso (véase por igual la imagen de Google Earth en la Figura 5).


Figura 5 (Dr. Beat Meier, Olten, Suiza, 2016).
Los sitios corresponden más o menos bien con la topografía (Ej.  la Figura 6 muestra el detalle con el Llano de la Marcela). Sólo falta una descripción más precisa del tramo entre Cuesta de los Veros y Apartaderos si bien la descripción de la bajada a Cacahuital como ‘camino muy pendiente y gredoso’ me parece otra vez como un punto de referencia.


Figura 6 (Dr. Beat Meier, Olten, Suiza, 2016).



En la Figura 7 he indicado los otros sitios mencionados por Fragoso. A mí me parece que la descripción del camino frontero de Fragoso, con sus cuestas y quebradas, se adapta a la secuencia geográfica de las alturas de La Mulera y Apartaderos […] me sorprende que ya había tantos sitios y lugares conocidos y denominados que hoy en día no se encuentren en ningún mapa topográfico».



Figura 7 (Dr. Beat Meier, Olten, Suiza, 2016).



4. Una ruta antigua para una sociedad futura


Conocer y reconstruir el itinerario del Camino Real de la Frontera, esbozado en la época aborigen sobre senderos de contratación, unificado como sistema vial en la época española y única ruta principal o mayor hacia la frontera en la época republicana, hasta 1880, resulta en la recuperación de un patrimonio cultural antiguo y en el establecimiento de los principios de una irrenunciable historia futura.


Futura, por cuanto las sociedades que sustituirán a la nuestra –donde predomina la anomia y la incertidumbre-, al disponer de elementos precisos, podrán proveer su conservación, colocar una señalización como sendero de interpretación de la naturaleza y de la geología, y adecuación para el excursionismo de contacto con la historia  y con los diferentes matices de la biodiversidad tachirense.


Por igual, reflexionarán sobre el sentido del camino y como, desde sus tiempos y desde su espacio, creó los precedentes para el nacimiento del moderno Estado Táchira. 





Bibliografía

 
AGUADO, OFM, Fray Pedro de, Recopilación Historial de Venezuela, ediciones de la Presidencia de los Estados Unidos de Venezuela, Caracas, 1915, tomo I, p. 238 y ss; ARELLANO M., Antonio, Documentos para la Historia Económica en la Época colonial, viajes e informes, Academia Nacional de la Historia, No. 93, Caracas, 1970 pp. 141-142; Archivo Arzobispal de Santa Fe de Bogotá, sección Parroquias, 1724. Copia en el Archivo de la Academia Nacional de la Historia, Caracas, sección Traslados, armario 5to, tomo 6, pp. 27 y ss; Archivo Arquidiocesano de Mérida, Visitas Pastorales, caja 5ta, "Actas de la primera visita al pueblo de Capacho, por su Señoría Ilustrísima Rafael Lasso de la Vega, 1816"; MEIER, B. P., ms, 1983, Blocktektonik im nördlichen Teil der Táchira-Senke (W. Venezuela), Diss. Univ. Basel; O'LEARY, Daniel Florencio, Memorias, Biblioteca de Autrores Colombianos, Ministerio de Educación Nacional, ediciones de la Revista Bolívar, tomo V, Bogotá, 1952, p. 44; OTERO D’ACOSTA, Enrique, dirección, prólogo y notas, Primer Libro de Actas del Cabildo de la ciudad de Pamplona en la Nueva Granada, actas de 1561-1562, Bogotá, 1950, p.333; Relaciones Topográficas de Venezuela 1815 – 1819, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Centro de Estudios Históricos, Departamento de Historia de América, colección Tierra Nueva e Cielo Nuevo, volumen 31, Sevilla, 1991, pp. 295-299; SCHAER, Jean-Paul and RODGERS, John, The Anatomy of Mountain Ranges, Princeton Legacy Library, Princenton University Press, Princeton, 1987, pp. 231-237.





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