In Memoriam de mi tía-abuela y maestra lobaterense Irma Yocasta Sandoval de Noguera (Lobatera, Casa del Higuerón, 19 de abril de 1914 - San Cristóbal, Quinta Yocasta, 21 de noviembre de 2007)
Esfera frontal del reloj público de la Iglesia parroquial de Lobatera (Estado Táchira, Venezuela) instalado el 17 de noviembre de 1913 (Foto: Darío Hurtado, 2013).
En el tiempo todo puede cambiar... y cambia
El tiempo -su naturaleza y su aprehensión-
siempre ha fascinado al espíritu del hombre, al representar, desde el
punto de vista de su cotidianidad, algo inexorable por cuanto perpetuamente ha marcado
un principio y, lógicamente, marca o marcará un final.
A partir de ese contexto, se
puede entender la nota periodística que contiene la primera referencia al
actual reloj público de torre de la población de Lobatera (Estado Táchira –
Venezuela), si bien silenciado por la incuria de los actuales tiempos, su
elaborada maquinaria, en 1913, vino a representar un elemento de prosperidad en
el norte tachirense.
FVGIT INREPARABILE TEMPVS
«Diario El Campesino -Fvgit inreparabile tempvs- Escribe J. Trinidad Mora, Lobatera, lunes 24 de noviembre de 1913, primera página/Días de verdadero júbilo se vivieron en esta población, entre el domingo 16 de noviembre y el martes 18 de la pasada semana, en los actos consagrados a nuestra excelsa patrona Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá. Todo debido a la benevolencia y el agradecimiento de un hijo de esta tierra a quien el hado del destino condujo a ocupar importantes cargos en el alto gobierno de la Nación, acompañando al Jefe de la Causa Nacional Rehabilitadora, el General Juan Vicente Gómez en su altísima misión de regeneración de la Patria. Ya sabéis que hago referencia al ilustre galeno Doctor Ezequiel Vivas, hijo noble de Lobatera, quien en la distancia no ha olvidado ni olvidará a la tierra que le vio nacer. Preocupado por el desarrollo de su pueblo y por su natural desenvolvimiento, donó a nuestra Iglesia un reloj público, maravilla mecánica de la ciencia del gran país del Norte, el cual desde el día central de la festividad de Nuestra Señora, el 18 de noviembre, marca y señala en la novísima torre acondicionada para acogerle, el pasar del tiempo en las horas que huyen hacia la Eternidad./El día 16, en horas del mediodía, en cuatro cajas de madera y flejes llegaba al poblado el invento de Galileo Galilei a hombros de los recios hombres designados por las dignas autoridades de este Distrito para recoger la delicada carga que llegó en el Ferrocarril hasta la estación de Uracá, donde se le esperaba. La población expectante y con curiosidad, lo recibió con algarabía y la música no se hizo esperar por parte de los miembros de la Banda quienes se reunieron en la plaza pública, espontáneamente, para tan histórico acontecimiento. Una corta recámara detonada en La Parada, anunciaba el arribo del heraldo de Cronos./El día 17, con el cuidado necesario para tan delicado instrumento, luego de ser subido a la torre, se colocaron las esferas horarias y se activó la campanilla que nos señalará en adelante el compás de los tiempos. El preciso trabajo de sincronizar y probar el funcionamiento de las nuevas piezas y campanilla, se encargó al distinguido caballero de esta ciudad Casiano Rosales, quien además de músico y destacado ebanista, conoce de las artes de la relojería./Llegado el glorioso día de nuestra Patrona y una vez pasada la Misa Pontifical de tercia, al finalizar la secular y tradicional procesión por las calles de Lobatera con la sagrada imagen de la Virgen, el cortejo se detuvo frente a la torre y al pie de la misma, nuestro joven y dinámico sacerdote el Presbítero Pedro María Morales pronunció y dio la bendición de campanas y reloj según lo dispone el Ritual Romano santificando los mismos para mayor gloria de Dios. Concluyó el Padre Morales con unas breves pero elocuentes palabras de agradecimiento a Dios y al Doctor Ezequiel Vivas presente en su honorable familia, las cuales cerró recordando nuestra mortal condición con la sabia expresión de los latinos “Vulnerat omnes, ultima necat”» [Biblioteca Pública del Estado Táchira, San Cristóbal, Sala Estadal, sección de Microfilms, MIC-TFC-PPP nº 12619-002, El Campesino, Lobatera, 24 de noviembre de 1913, copias de los microfilms que se conservan en original en la Sala Tulio Febres Cordero, de la Biblioteca Pública del Estado Mérida, Mérida, 1985].
La anterior crónica periodística refiere en forma explícita, la llegada a Lobatera (Estado Táchira – Venezuela) en 1913, del actual reloj público que se encuentra en la torre sur de la Iglesia parroquial, un reloj mecánico accionado por péndulo y pesas que descienden 4,5 m.
El mismo está conformado por maquinaria y sonería.
La maquinaria, de configuración mecánica, posee dos trenes de rodajes, para el movimiento del péndulo y para la sonería. Las partes que integran el mecanismo se distribuye en: (a) dos pesas, la mayor o accionante y la menor o reguladora. Estas pesas están sostenidas por cuerdas que son arrolladas en un cilindro adosado a la rueda o engranaje mayor de la maquinaría, siendo a su vez -las cuerdas- las que le imprimen el movimiento al reloj; (b) sistema de transmisión; (c) sistema de distribución y (d) mecanismos de regulación del movimiento.
La sonería está conformada por la nonula (campana para reloj, de bronce y sin badajo, con un peso aproximado de 240 kilos) que pende -inscrustada- de una viga horizontal de madera, y un martillo en hierro para dar las horas y las medias. Asimismo, produce tres registros (por cuanto señala horas y medias).
Cuatro esferas o lunas transparentes, de cristal, con sus cuatro manecillas y cuadraturas en números romanos en hierro sólido, apuntan horas, medias, cuartos y minutos. Por la longitud de las cuerdas que corren a través de poleas, y el catálogo de la Casa E. Howard, su autonomía de funcionanimiento era de una semana. El dígito horario 4 está representado en números romanos consecutivos "IIII" según la tradición de los antiguos relojeros de la Europa continental y estadounidense que seguía el método de numeración latina aditiva, diferente a la tradición británica que lo representó como "IV" en el dial del reloj del Parlamento, el Big Ben, pues seguía el segundo método latino de numeración, el sustractivo.
Actualmente cuenta con un sistema de iluminación eléctrica pero, desde el 18 de noviembre de 1913 hasta el 9 de abril de 1940 cuando se inaugura la electricidad en la población, las esferas horarias eran iluminadas desde el interior de la torre, por medio de lámparas de carburo.
Conocido como modelo #0TP (Stricking Tower Clock, 0 Time Piece) para torre, uno de los cinco modelos (de 0 a 4) que salieron de la fábrica que lo realizó, y de procedencia estadounidense, la estructura básica del mismo está hecha de hierro fundido y bronce en un diseño «plano» o «flat-bed» con dos marcos verticales tipo «A» que contienen el tren de la maquinaria y a su vez están atornillados a unas bases en madera noble para su estabilidad sobre la plataforma. Las pesas reguladoras de la maquinaria y sonería pesaban 145 y 325 libras estadounidenses, de la época, respectivamente.
Todo esto ordenado en elegantes y estilizadas formas de acabados o topes curvados, y sostenido por cuatro pies combados (según los catálogos y modelos de la E. Howard & Co., denominados combed-shape y cabriole legs). Refinadas formas que caracterizaron a los relojes Howard desde 1875.
Este tipo de maquinaria de reloj, fue iniciado con los trabajos de Benjamín Vulliamy en 1827 y su uso se extendió con profusión en todas las fábricas de relojería, después de 1850, especialmente luego de la inauguración del reloj del Parlamento británico, en Westminster, mejor conocido como el Big Ben de Londres, el cual adoptó esta estructura. Si bien fue la idea y trabajo de E. Howard el unificar las piezas de los relojes, que eran diferentes en cada uno de ellos, y hacerlas intercambiables, transformando el mundo de la relojería.
Así, el ensamblaje -y diseño- del reloj de Lobatera, según la placa que se encuentra en su maquinaria, resultó en un producto que salió de la famosa casa E. Howard & Co. en Boston, Massachusetts (EEUU), fundada por el famoso relojero estadounidense Edward Howard (1813-1904) en 1863, la cual funcionó, ininterrumpidamente, hasta 1964. La fábrica se encontraba en uno de los suburbios más occidentales de la ciudad de Boston, denominado Waltham.
Placa que identifica a la compañía fabricante del reloj de torre de la Iglesia parroquial de Lobatera, la casa E. Howward & Co. de Boston, Massasusetts, EEUU (Foto: Darío Hurtado, 2018). |
El costo del reloj de Lobatera debió ubicarse, según los catálogos de la compañía, para 1912, entre los 790$ y 920$. Por igual se tiene como referencia, el precio de 870$, si se parte del costo del reloj con campana que, en mayo de 1913, el General Juan Vicente Gómez, Presidente de los Estados Unidos de Venezuela, encargó a los señores P. R. Rincones Jr. Company, comisionistas en Nueva York, para ser donado a la Iglesia parroquial de San Juan de Colón (Estado Táchira) e instalado en el referido año (Memoria y Cuenta 1913, Ministerio de Obras Públicas, 1913, p. 361). En la misma fecha el General Gómez donó la estatua de bronce que representa a San Juan Bautista, y que se encuentra actualmente en la fachada de la referida iglesia parroquial de Colón.
Como antecedentes a esos relojes, primeros en el norte tachirense, se tiene que Don Tulio Febres Cordero, en su obra «Clave histórica de Mérida: Documentos para la historia del Zulia en la época colonial», refería como en 1875 la Casa Alemana de la ciudad de San Cristóbal, había encargado a Hamburgo (Alemania) un reloj para la Iglesia parroquial de San Sebastián (actual Catedral), pero motivado al terremoto del 18 de mayo de 1875 que asoló a la región, éste no se pudo traer, quedando en la aduana del puerto de Maracaibo (Estado Zulia). Allí, fue adquirido por la Municipalidad de Mérida (Estado Mérida) a través de una colecta pública y colocado en la torre norte de la Catedral emeritense y actualmente se puede observar en la sección media de la torre.
En el Inventario General Eclesíastico, realizado luego del fallecimiento del Padre Pedro María Morales en 1925, el reloj de Lobatera quedó inventariado en el registro Nº 1 «Templo Parroquial», con las siguientes características: «El templo tiene dos torres y frontis de mampostería, en la torre de la derecha está el reloj público y en la otra están las campanas en número de cuatro que se distinguen en mayor, menor, media y mínima (...)».
Por igual, el antiguo reloj de torre de Lobatera, como bien del patrimonio histórico eclesiástico, fue designado Bien de Interés Cultural de la Nación e incorporado al Catálogo del Patrimonio Cultural de Venezuela 2004-2010/TA 17-18/p. 10, según Resolución N° 003-2005, del Instituto del Patrimonio Cultural, publicado en la Gaceta Oficial N° 38.234 de fecha 20 de febrero de 2005.
En cuanto a referencias sobre los maestros relojeros que cuidaron del funcionamiento y mantenimiento del reloj, sólo se conservan noticias del primero: Casiano Rosales, y del último Simeón Zambrano Cárdenas (nacido en 1922), quien vivía en la aldea El Saladito, en las montañas sureñas que rodean a Lobatera.
Con el deceso del maestro relojero Simeón Zambrano, hace aproximadamente diez años, desapareció con él todo conocimiento del funcionamiento y cuidado que se tenía del reloj público.
Así, y próxima la conmemoración -muy probablemente silenciosa- de su histórica llegada al Táchira y al pueblo, el viejo reloj de la torre de la Iglesia de Lobatera sigue –inerte y mudo- señoreando y dominando la urbe desde su majestuosa altura y a buen resguardo dentro de una caja metálica o armazón guardapolvo, esperando que algún día, unas manos especializadas vuelvan hacer a andar y sonar su sincrónico y acompasado mecanismo de relojería.
El tiempo, en fotos, del reloj público de la torre de la Iglesia de Lobatera
Fotos: Darío Hurtado, 2012/Proceso de envejecimiento y diseño T.S.U. Sigrid Márquez, 2013
Estado actual del reloj público de la torre de la Iglesia de Lobatera
Fotos: Samir Sánchez, 8 de junio de 2013 y Darío Hurtado, 6 de septiembre de 2016
Vestigios del primer escalón de descanso de la antigua escalera de madera, de tipo molinero, que permitía el ascenso a la torre |
Muros de piedra y fe Mampostería -según la técnica romana de Opus incertum- y vigas que soportaban la vieja escalera de madera, ya desaparecida |
Pozo de las pesas (accionante de sonería o mayor y reguladora de maquinaria o menor), en el interior de la torre |
Centenario entramado de tablones y vigas que soporta la sala del reloj |
Sistema de polea y pesa reguladora de maquinaria, o menor |
Penumbras en el tiempo Vestigios de la antigua edificación de la Iglesia, se conservan en el interior de la torre |
El tiempo pende de las cuerdas, el hierro de las poleas y del maderamen |
Pesa mayor o de sonería y pesa menor o de maquinaria |
Arquitectura y gravedad, detenidas en el tiempo (Foto: Darío Hurtado Cárdenas, 2016). |
Cuatro ventanales y una plataforma en madera noble, verdadero kaleidoscopio de la historia de Lobatera (Foto: Darío Hurtado Cárdenas, 2016). |
Sistema de sonería, la nonula (campana de bronce para reloj, sin badajo) y martillo, sobre la parte superior. |
Parte posterior de la esfera frontal, que da a la Plaza Bolívar, ruedas de engranajes accionantes y ejes distribuidores del movimiento, que conecta las cuatro esferas con la maquinaría de relojería |
La espalda del tiempo |
Post Scriptum... Annuntio vobis gaudium magnum: Habemus Horologium!
En noviembre de 2018, un grupo de personas conformado por Don José María Álviarez (Técnico Superior en Instrumentación y especie de peremne guardián del viejo reloj, y quien ha estudiado su mecanismo y estado de conservación); Elvis Zambrano (nativo de Santa Clara-Seboruco, joven de 16 años, estudiante de secundaria, analista de instrumentos mecánicos y asistente administrativo en el despacho parroquial eclesiástico) y Robert Sánchez (Coordinador de Protección Civil Lobatera), conjuntamente con los integrantes de la Fundación Socio Cultural "Lovatera MDCCLXXIV", se han propuesto abocar y unir esfuerzos, voluntades y conocimientos para activar el mecanismo de funcionamiento de reloj, y así devolverle a la población de Lobatera y a las nuevas generaciones, en todo su esplendor, esta obra maestra de la relojería de fines del siglo XIX.
A esta primera iniciativa grupal se le dificultó la continuidad del trabajo, si bien sólo el joven Elvis Zambrano, siguió subiendo, solitario, la torre del reloj hasta el nivel donde está la antigua maquinaria, a observarla y continuar determinardo las fallas que presentaba y como resolverlas. Su decidido espíritu de logros y dedicación, hizo que el día 8 de septiembre de 2019, a las 6:00 am, el viejo reloj volviera a funcionar con normalidad y diera la hora del amanecer luego de décadas de silencio, evocando así el viejo dicho castellano: "Dios concede la victoria a la perseverancia".
Personajes de una época: los protagonistas
Modelo del reloj de torre que se encuentra en la Iglesia parroquial de Lobatera (Estado Táchira), tomado del Catálogo de ventas de la E. Howard & Co., de 1912, página 19 (Foto: Paul Middents, 2009). |
Elvis Zambrano, tachirense, de Seboruco, apasionado del estudio y la ingeniería mecánica, reparó pacientemente entre 2016 y 2021, el histórico reloj pendular de maquinaría y sonería que domina, desde la altura de la torre sur de la Iglesia parroquial, a la población de Lobatera (Foto: Juan José Contreras, 2021).
Catálogo de productos relojeros de la E. Howard & Co. c. 1912. Library Catalog, National Association of Watch and Clock Collectors (NAWCC); FEBRES CORDERO, Tulio, Clave histórica de Mérida: Documentos para la historia del Zulia en la época colonial, editorial Antares, Mérida, 1960, p. 82; FRANK, Mark, The evolution Of Tower Clock movements and their design over the past 1000 years, Member of National Association of Watch and Clock Collectors (NAWCC), NAWCC, Chicago, 2005; DE LA ROSA MORA, Ramón, Pbro., Inventario General Eclesiástico de la Parroquia de Nuestro Señora del Rosario de Chiquinquirá de Lobatera, Archivo Parroquial, Libro de Inventarios, Lobatera, 4 de febrero de 1927; GUERRERO BRICEÑO, José del Rosario, Primer Cronista de Lobatera, entrevista que le fue realizada por el autor del edublog el 6 de agosto de 1985, San Cristóbal; Biblioteca Pública del Estado Táchira, San Cristóbal, Sala Estadal, sección de Microfilms, MIC-TFC-PPP nº 12619-002, El Campesino, Lobatera, 24 de noviembre de 1913, copias de los microfilms que se conservan en original en la Sala Tulio Febres Cordero, de la Biblioteca Pública del Estado Mérida, Mérida, 1985; WATSON, Margaret, "A lesson in Holden History: 'The Howard Clock and One Man's Quest for Perfection', Gale Free Library's Newspaper, Gale Force, Holden, 2017.
Créditos de fotografía | Credit: Images courtesy of
Proyecto ExpArt quiere dar las gracias a los amigos e instituciones por permitir la reproducción de sus fotografías con lo cual han contribuido a la realización del presente estudio.
Proyecto ExpArt quiere dar las gracias a los amigos e instituciones por permitir la reproducción de sus fotografías con lo cual han contribuido a la realización del presente estudio.
Darío Hurtado
Pbro. Oscar Fuenmayor, Cura párroco de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, Lobatera (Estado Táchira - Venezuela).
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