miércoles, 17 de enero de 2024

ADN ancestral tachirense [el pasado revelado]. Un indicador de relaciones biológicas entre las poblaciones antiguas y actuales del Estado Táchira│Ancient Tachiran DNA, Genetics & Genealogy. Unlocking the Past



Foto: Portada de la Revista Táchira Histórica. Nº 15, octubre-diciembre 2023. San Cristóbal, Estado Táchira. Diseño de José Antonio Pulido Zambrano (2023). Reproducción autorizada y con fines educativos.




Tras las antiguas huellas genómicas... Lo que se lee en el ADN mitocondrial tachirense.

PROYECTO EXPERIENCIA ARTE comparte el novedoso e interesante artículo del Dr. Bernardo Zinguer (2023) quien, junto a un equipo interdisciplinar de investigadores y colaboradores, analizó por primera vez una muestra del ADN de nativos adultos tachirenses contemporáneos o modernos pero con una ascendencia de antigua raigambre. 

Esto es, que todos sus antepasados se puede rastrear documentalmente como nacidos y habitantes del Táchira hasta el siglo XVIII y más [a través de los libros sacramentales de las parroquias eclesiásticas más antiguas], incluyendo en ellos el ADN del hombre más longevo del mundo para la fecha del estudio [nacido en la aldea Mesa de Pernía, cerca de la población de El Cobre, el 27 de mayo de 1909]. De esta forma quedan revelados, genéticamente, los patrones de la variada y valiosa estructura poblacional del Estado Táchira. 

Para saber de dónde provienen nuestros antepasados, pues cada región del mundo tiene una huella genética diferente o diferencias que surgieron a lo largo de miles de año durante la prehistoria cuando las poblaciones humanas eran pocas y estaban separadas, desde la rama de la Biología conocida como genética de poblaciones, se tomó como principio que el ADN (ácido desoxirribunucleico) es la molécula que contiene la información genética de todos los seres vivos, este trabajo viene a ser un primer mapa genético del Táchira que brinda nuevas perspectivas para conocer el impacto que en la huella genómica de la población actual tuvieron los movimientos migratorios que se produjeron en su territorio, por parte de antiguas poblaciones. 

O, en palabras del investigador postdoctoral en el Instituto Broad del MIT, Anthony Wilder Wohns (Science, vol 375, Nº 6583, de 25 de febrero de 2022), "Básicamente es comprender toda la historia humana que está escrita en nuestros genes".

Para ello, partiendo de la manera como se hereda el ADN, el método seguido en el estudio tachirense fue el de agrupación de coincidencias de material genético con familiares cercanos y lejanos, en grupos con un mismo origen étnico y cultural, ya preestablecidos. 

Esto consiste en contrastar cada muestra de ADN obtenida con la información que existe de estudios previos  en paneles de referencias de otras muestras humanas antiguas y modernas almancenadas en las bases de datos de las compañías que proveen un  análisis de ADN y cuyos árboles genealógicos muestran una ascendencia homogénea en una misma región o etnia que se retrotae a muchas generaciones.

De esta forma, los porcentajes que se dan o expresan en la investigación, para cada grupo étnico (perfil genético), permiten conocer la genómica histórica de la población tachirense o rutas de migración poblacional anterior, o desde el siglo XVI, a través de un estimado porcentual  del número de coincidencias de características genéticas (huellas en genomas) de cada nativo tachirense comparado con otras muestras de ADN que se tienen [en esas bases de datos] de contemporáneos. 

Coincidencias que se dan porque el ADN de las muestras estudiadas y las existentes en esas bases de datos descienden, convergen o coinciden en un porcentaje mayor o menor con un antepasado o ancestro antiguo común (que pueden ser nonos, bisabuelos o parientes de segundo y tercer grado o más lejanos en el tiempo que una vez compartieron un núcleo familiar, de allí el nombre de ancestros) y que tienen un origen geográfico específico y una ascendencia cultural y social común. 

Esto significa que nacieron y vivieron en una región determinada del planeta. O, explicado de otra forma, en cada región del planeta existe un conjunto único de características genéticas que son compartidas mayoritariamente por los descendientes de las poblaciones nativas de esas regiones, por lo que esas características distinguen a cada una de ellas permitiendo establecer patrones comparativos, modelos genéticos-étnicos o grupos étnicos. Cualquier desplazamiento o migración de los descendientes de esos pobladores nativos permite ser rastreada hasta su lugar de origen.

Así, los resultados del estudio -de los cuales tenemos mucho que aprender- se nos presentan como un expectante viaje en el tiempo a los orígenes del pueblo tachirense, identificando y siguiendo las huellas impresas en nuestro ADN. Huellas, llevadas a números en torno a porcentajes de ascendencia, que van desde la vinculación con la primera y única migración de grupos humanos a América desde Asia, los paleoamericanos, hace más de 23.000 años, hasta con las diferentes migraciones poblacionales y el intercambio genético que se sucedió a partir del siglo XV de nuestra era con el descubrimiento de América en 1492 por parte de los españoles. O, en otras palabras, es un recorrido paralelo asociativo entre las antiguas historias escritas y dejadas por diferentes cuturas y las antiguas biomolécuas del genoma humano. 

En una intricada triangulación de datos, el estudio científico del ADN mitocondrial (que se hereda de generación en generación sólo por vía materna, de madres a hijas e hijos); del ADN nuclear (se hereda por vía paterna y materna) y del Haplotipo del cromosoma Y humano (que se hereda sólo por vía paterna, de padres a hijos o herencia uniparental del cromosoma Y, tiene un solo origen, no tiene recombinacones sino sólo mutaciones en períodos de miles de años) vino a resultar en una sumatoria del origen, de la diversidad y de las dinámicas migratorias de los grupos humanos que se asentaron y se hicieron homogéneos en el espacio tachirense. Estos grupos tuvieron por fuelle, fuego y crisol la imponente y majestuosa geografía del Táchira. 

Un todo que se convierte en un verdadero E pluribus unum (expresión en latín que significa «De muchos, uno») que formó todo nuestro genoma mestizo o criollo. Un mestizaje biológico que sobre el cual se formó nuestro carácter, nuestra cultura, nuestra tachirensidad y con ella nuestra identidad actual, para ser lo que somos como parte de la humanidad.

Samir A. Sánchez, Deusto-Bilbao (España), enero de 2024.


● Artículo de investigación publicado originalmente en la Revista Táchira Histórica, Nº 15, octubre-diciembre 2023. Forma parte de otros tres artículos relacionados que contextualizan el primer estudio sobre el ADN tachirense. Reproducido por Proyecto Experiencia-Arte con autorización y para fines educativos.

● La versión completa del trabajo, en archivo PDF, se puede descargar accionando en la pantalla el pequeño recuadro con flecha de salida [Pop out content] que se encuentra en el extremo superior derecho:






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