Las montañas...han sido sede tradicional de la libertad."El ángel que nos mira" (1929), Thomas Wolfe
In Memoriam
Samir Sánchez, San Cristóbal Urbs Quadrata, 2003
Sumario 1. Omnes omnium cantate patria-Cantemos todos a la tierra natal; 2. Audios históricos: Himno del Estado Táchira 'Las glorias de la Patria', coro y banda de conciertos (versión completa), de 2015 y en banda de conciertos (versión corta, coro, 1era y 4ta estrofa), de 1968; Himno de la ciudad de San Cristóbal '¡Salud San Cristóbal!', marcha triunfal, coro y banda de conciertos, de 1968; Himno del Municipio Lobatera '¡Gloria al pueblo pujante y altivo!', versión en banda municipal, de 2006; 3. Historia y significado, desde un análisis axiológico y de las teorías generales del Estado, de la letra del Himno del Estado Táchira; 4. Historia de la música del Himno del Estado Táchira/'Y las primeras notas del Himno del Estado Táchira nacieron en los jardines de la Plaza Bolívar de San Cristóbal'; 5. Historia illustrata atque exornata o la Historia en imágenes.
1. Omnes omnium cantate patria-Cantemos todos a la tierra natal
El 5 de julio de 2013 se conmemoró el centenario de la primera interpretación oficial del Himno del Estado Táchira. Emoción poética e instrumentación marcial lo hacen un clásico y una obra maestra de la música universal. Egregia composición que trasciende y perdura en la historia del Estado Táchira como parte de su patrimonio cultural inmaterial y símbolo imperioso de identidad regional.
Se trata de una pieza conmemorativa de las magnas glorias, valores e ideales del Táchira. La estructura musical -la cual comenzó a escribir en abril de 1913 y finalizó en mayo del mismo año el Prof. Miguel Ángel Espinel- fue adaptada a la letra de la poesía lírica que responde al íncipit de «Las glorias de la Patria» (del Abogado Ramón E. Vargas, 1913), precediendo al coro con una introducción o preludio instrumental en acorde inicial marcial y compás de cuatro tiempos (4/4), desarrollando así, gradualmente, un matiz dinámico de transición en 'tempo di marcia', el cual le confiere un sentido de riqueza y fasto.
En las líneas de composición poética del himno, la acertada distribución de los acentos rítmicos -en la continuidad de los cuartetos asonantes- se da a partir de una estrofa coral en versos de arte menor y cuatro estrofas de arte mayor, creando un adecuado contraste que le imprime al poema matices de romance heroico. La versificación consta de una consonancia tonal secuencial llana y aguda.
Sobre la estructura de una introducción musical marcial, coro o estribillo que se reexpone y cuatro estrofas, su instrumentación, melodía y armonía -lograda síntesis de finitud e infinitud- responden a un mismo movimiento de solemnidad, en las tres primeras estrofas, en forma de eco a dos voces. La cuarta, con un claro carácter de himno, se transforma elevándose con acordes de marcha que se enlazan, a su vez, con los del carácter triunfal y apoteósico del coro, marcando la emotividad de la obra convirtiéndola, a su vez, en una sinfonía dentro de otra sinfonía.
En la última repetición, los unísonos de las voces superiores del coro -en alta tonalidad- se unen en un tutti o todo orquestal al ímpetu de cierre de los instrumentos de viento-metal y percusión los cuales, desde una elaborada combinación entre lo impetuoso y lo sutil, le otorgan un impresionante final épico a la obra.
Así, el Himno del Estado Táchira o el canto patriótico regional, interpretado por banda, banda municipal, banda marcial, banda de conciertos, orquesta sinfónica y/o coros, resulta un elaborado 'leitmotiv' de ritmos, tonos mayores y armonías. Verdadera metáfora instrumental que semeja desplegar -en llamarada sonora de poderosa y sublime trascendencia- lo telúrico y milenario del Ande tachirense, el 'Volksgeist' o el espíritu de la tierra natal.
La letra, marcada por las pautas métricas de la poesía realista decimonónica, configura en cada uno de sus versos los más altos ideales del pensamiento creador, valores inmanentes y virtudes del Táchira inmortal. Soñado y sentido, forjado y troquelado, en los hontanares infinitos de la libertad.
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El Himno del Estado Táchira, un canto a la Libertad
2. Audios históricos
«Himno Oficial del Estado Táchira» (coro y banda de conciertos, versión completa. Sigue las indicaciones del autor de la música quien especifico para su canto coral, que los versos del coro se interpretaran en voz superior al unísono y los de las estrofas a dos voces -1era y 2da voz).
Composición musical y poética creada en 1913 por el Prof. Miguel Ángel Espinel (música) y el Abogado Ramón E. Vargas (letra) y laureada como oficial por la Presidencia del Estado Táchira, en julio del referido año.
Versión en audio interpretada por la Banda Oficial de Conciertos del Estado Táchira Profesor «Marco Antonio Rivera Useche» dirigida por el Maestro Leonardo Montúfar y la Coral del Táchira, por el Prof. Alexander Carrillo. Grabación 2015.
Audio cedido por el Abogado, Académico y Cronista Oficial de la ciudad de San Cristóbal Luis Hernández Contreras. Diseño de presentación para Proyecto Experiencia Arte: TSU Sigrid Márquez Poleo (2016).
«Himno Oficial del Estado Táchira» (instrumental por banda de conciertos, versión corta, coro, 1era y 4ta estrofa). Si bien el audio presenta fallas de sonido de origen, se reproduce por su valor histórico al ser una edición que conserva su interpretación por la Banda Oficial de Conciertos del Estado Táchira, según la partitura de 1913.
En esta ocasión, la Banda Oficial de Conciertos del Estado fue dirigida por el Prof. Tíbulo Zambrano García, el 31 de marzo de 1968 en homenaje a los 407 años de la fundación de la ciudad de San Cristóbal y al Maestro y Director Oficial de la Banda del Estado, Don Marco Antonio Rivera Useche, 1895-1990 (quien en 1913, formaba parte de la Banda del Estado como joven ejecutante de bombardino, al interpretarse por primera vez el Himno Oficial del Estado Táchira).
Audio copiado de un disco en vinilo o gramófono (de duración extendida o E.P), editado por el Concejo Municipal del Distrito San Cristóbal (Marzo de 1968).
El sonido gramofónico de 1968, permite oír -en secuencia con la letra- la introducción marcial, coro, primera y cuarta estrofa, Reproducción con fines didácticos.
Nota: Es de acotar que la grabación para difusión regional y nacional -actualmente- más empleada en instituciones, emisoras de radio y televisión, actos y redes sociales, del Himno Oficial del Estado Táchira, data de 1981 cuando el Presidente de la República, Dr. Luis Herrera Campins, por decreto presidencial No. 1026, ordena la grabación y emisión del himno nacional e himnos de los estados de Venezuela. La misma fue grabada en Discos León (Caracas) a través de Ediciones Amon c. a./Edumuven c.a, en dos discos de vinilo o gramófono, de larga duración (L.P.) en estéreo CO47-CO48. No obstante, la premura de editar la referida grabación oficial para la fecha de promulgación del decreto, hizo que -en el caso del Himno del Estado Táchira- la versión grabada instrumental y coral (con coros de la ciudad de Caracas), difiera de la versión original musical y escrita de 1913 en: (a) introduce bemoles en la entonación de los versos del coro; (b) reduce la interpretación de las cuatro estrofas originales a dos; (c) el tipo de instrumentación empleada en la grabación, creó una pérdida de la marcialidad instrumental original, al no combinar -en forma equilibrada- el sonido de los acordes con la entonación de las voces del grupo coral que lo interpreta. Estas omisiones musicales se han mantenido en sus reproducciones, si bien en su momento músicos tachirenses como Don José del Carmen Avendaño (Nacido en Ureña, el 1 de julio de 1969, casado en San Cristóbal en 1963 y recientemente fallecido) expusieron en la prensa escrita regional, estas fallas. Con la interpretación realizada por la Banda Oficial de Conciertos del Estado y la Coral del Táchira, en 2015, se restituye la versión del himno del Estado Táchira, según la partitura oficial original de 1913.
Diseño de presentación de vídeo y sincronización de audio, para ExpArt, por T.S.U. Sigrid Márquez Poleo, 2015.
Audio del Himno de la ciudad de San Cristóbal, capital del Estado Táchira, «¡Salud San Cristóbal!» Marcha Triunfal, coro y banda de conciertos (fallas de sonido de origen). Autor (música y letra) Maestro Marco Antonio Rivera Useche (1895-1990). Interpretado por la Banda Oficial de Conciertos del Estado, dirigida por el Prof. Tíbulo Zambrano García y el coro de aficionados, el 31 de marzo de 1968 en homenaje a los 407 años de la fundación de la ciudad de San Cristóbal y al Maestro Marco Antonio Rivera Useche. Audio copiado de un disco en vinilo o gramófono (de duración extendida o E.P), editado por el Concejo Municipal del Distrito San Cristóbal (Marzo de 1968). Reproducción con fines didácticos.
Diseño de presentación de vídeo y sincronización de audio, para ExpArt, por T.S.U. Sigrid Márquez Poleo, 2015.
Audio del Himno del Municipio Lobatera (Estado Táchira), «Gloria al pueblo pujante y altivo», versión, completa, en banda municipal. Aprobado por el Concejo Municipal del Distrito Lobatera en sesión ordinaria de fecha 16 de septiembre de 1974. Autores: Prof. Tíbulo Zambrano García (música, 1974); Prof. Consuelo Pacheco de Álvarez (letra, 1974). Interpretado por la Benemérita Banda Municipal Sucre de Lobatera (fundada el 19 de abril de 1906), dirigida por el Prof. Miguel Arcángel Chacón Vivas. Audio copiado del disco compacto (CD) «100 años de la Banda Municipal Sucre de Lobatera, 19 de abril de 1906-19 de abril de 2006» (Estudios Barreto, 2006. Coordinación de Carlos Alviárez Sarmiento). Reproducción con fines didácticos.
Diseño de presentación de vídeo y sincronización de audio, para ExpArt, por T.S.U. Sigrid Márquez Poleo, 2015.
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3. Historia y significado, desde un análisis axiológico y de las teorías generales del Estado, de la letra del Himno del Estado Táchira
«¡Tachirenses, se acerca el momento!» (Primer himno tachirense, de 1879)
El 29 de marzo de 1913, en un artículo de opinión del periódico "Tuerca y Tornillo" (No. 59), de San Cristóbal, se criticaba el concurso para la letra y música de un nuevo himno del Estado Táchira. Argumentaba el articulista que el Táchira tenía ya un bello himno oficial desde 1879 y había sido el primer estado de la federación venezolana en contar con un himno propio. Asimismo descalificaba a los poetas y músicos de su época, al afirmar que no habían ni buenos músicos, ni buenos poetas para hacer una composición marcial, augurando un fracaso al concurso de 1913.
Se tituló «¡Tachirenses, se acerca el momento!», siendo autoría del eximio violinista y compositor tachirense Eloy Galaviz Ávila y letra del poeta marabino Arbonio Pérez (nacido en 1839. Doctor en Derecho, narrador, dramaturgo y poeta. Tío de Udón Pérez). El poema o letra del himno estaba conformado por tres coros -de cuatro versos- y dos estrofas de ocho versos en octavilla italiana.
Asimismo, el General Castro, en la proclama que dio en la población de Independencia/Capacho Nuevo, el 23 de mayo de 1899 al iniciar su acción bélica contra el gobierno del Presidente Ignacio Andrade (1898-1899), finalizó la misma con el lema guerrero de cierre del coro del primer himno regional tachirense, de 1879. En encendida prosa de fines del siglo XIX, arengó:
«Soldados: vosotros me conocéis bastante y sabéis que siempre vencedor, jamás vencido, al cumplimiento de mis sagrados deberes de patriota y de liberal lo he sacrificado todo; sabéis que soy incapaz de una cobardía y de una infamia. El árbol de la Libertad exige vuestro contingente de sangre una vez más; volad a ofrecerle con ese valor legendario que os es peculiar. Vuestra consigna es ¡Vencer o morir!».
Y al entrar victorioso a Caracas, luego de una rápida campaña, el General
Castro expresó en su proclama a los venezolanos: «Hoy hace cinco meses que
nuestras tropas victoriosas en La Popa y Tononó, dejaban presentir que el
ejército del Táchira marcharía de triunfo en triunfo a la capital de la
República: ¡Hemos vencido! […]» (Caracas, 24 de octubre de 1899).
Otra referencia encontrada, la cual es probable que reproduzca la adaptación libre que hicieran del primer himno tachirense los soldados de los batallones del ejército liberal restaurador dirigido por el General Cipriano Castro en 1899, es la referida al texto del segundo coro, citado con irónica agudeza, en 1927, por el escritor carabobeño José Rafael Pocaterra en su novela «Memorias de un venezolano de la decadencia: Castro 1899-1908 y Gómez 1909-1919» (cita tomada de la edición de Monte Ávila Editores y Equinoccio Ediciones de la Universidad Simón Bolívar, Caracas, 1997, p. 33). El segundo coro, alterado en el original de su tercer verso, es el siguiente: «Tachirenses: se acerca el momento/de empuñar con denuedo el fusil; nuestro Jefe nos dice: ¡Adelante!/¡La consigna es vencer o morir!».
Comunicaciones oficiales Nº 72 y 73, del Secretario General de Gobierno del Estado Táchira, Dr. Santiago Briceño, de fecha 28 de mayo de 1879, dirigidas al General y poeta Arbonio Pérez y al compositor Eloy Galaviz para que compusieran la letra y música del primer canto patriótico tachirense, a estrenarse el 5 de julio de 1879 (Hallazgo y fotos de José Antonio Pulido Zambrano, 2024).
Periódicos del siglo XX. "Tuerca y Tornillo", Mes 9, serie 10, Nº 39, San Cristóbal 29 de marzo de 1913 (Fotos de José Antonio Pulido Zambrano, 2024).
«¡Tachirenses!, de pie descubiertos, la canción al Estado, escuchad» (de 1905)
El de 1905, considerado como el segundo, es un himno de paz, un canto laudatorio a la tierra natal. Si bien los especialistas en la materia coinciden que sólo se conservó la letra, perdiéndose las partituras, el Prof. Samir A. Sánchez, director-editor de Proyecto Experiencia Arte, plantea una hipótesis sobre el poema titulado «¡Tachirenses!, de pie descubiertos, la canción del Estado, escuchad», atribuido al poeta e instructor Antonio Ramón González Cárdenas.
Sobre este distinguido personaje tachirense, se conoce -a través de las investigaciones genealógicas elaboradas por el Dr. César González, en 1975- que nació en Palmira el 2 de septiembre de 1866 y murió en Pampatar (Estado Nueva Esparta), el 4 de septiembre de 1921. Estudió en el Colegio Sagrado Corazón de Jesús en La Grita y sobresalió como poeta, orador y pedagogo. En 1917 se imprimió un libro con parte de sus poemas, varios de los cuales fueron publicados (junto a su foto) en el Álbum del Táchira, editado por el periodista chileno Humberto Díaz Brantes, en 1930.
Con respecto al considerado segundo himno del Estado, este poema, por sus características, resulta en sí en una de las obras que concursaron en 1913 para optar al premio de la letra del Himno del Estado Táchira.
Se puede deducir esto del tema y estilo poético de las estrofas así como del texto del último verso: «La Concordia, la Paz y el Trabajo». Símil literario (utilizado por igual -y entendido su uso en el contexto político vigente en Venezuela para el momento cuando fue creado el himno- en el último texto del verso del poema ganador del Dr. Ramón E. Vargas: «El Trabajo, la Paz, la Igualdad») que se identificaba con el lema adoptado por el Gobierno de la época, el régimen Rehabilitador del General Juan Vicente Gómez (entre 1908 y 1935): «Unión, Paz y Trabajo».
Otra dato que hace atinente la anterior explicación, se sustenta en un hecho dado en 1912 y 1913, con motivo de la convocatoria oficial para los concursos de la letra y música de un nuevo himno para el Estado Táchira, parte de la opinión pública se manifestó a través de la prensa regional reivindicando el primer himno estadal de 1880 -primero que tuvo un estado de Venezuela, referían- y descalificando cualquier nueva composición que lo sustituyera. Por igual, los estudiosos de la materia no han encontrado -hasta la fecha- registros hemerográficos o documentales que citaran o reivindicarán el probable himno de 1905.
En conclusión, el Estado Táchira contaría en propiedad con un historial de dos himnos oficiales, el de 1879 y el de 1913.
«Las glorias de la Patria» (de 1913)
«Tiene el coro la cualidad encomiable de que, a pesar de tratarse de un canto regional, se mantiene en él, por modo altamente patriótico, la idea de la unidad nacional, de la Patria grande y soberana de la cual el Estado Federal es sólo un fragmento o porción. Puede, además decirse que el coro es la parte enérgica del himno. Nos atreveríamos a proponer en pro del realce del concepto, el siguiente cambio en el segundo verso de esta parte de la composición ‘sus fueros de Nación’».
En el texto original, el autor había colocado «la Ley de la Nación». (‘Himno del Táchira’ en HERNÁNDEZ CONTRERAS, Luis, Diccionario de la Música en el Táchira, Editorial Proculta, San Cristóbal, 1999, p. 106).
Significado de la letra del Himno del Estado Táchira
Si bien, el Himno Oficial del Estado Táchira, en la estructura semántica conceptual de sus versos y estrofas, resulta en un canto a la libertad como fundamento de los más altos valores humanos, desarrollados en el marco del debido respeto a la ley suprema de la Nación y la República, la constitución nacional (fueros), no se ha encontrado -hasta la fecha- ningún documento o referencia alguna donde el Dr. Ramón Eugenio Vargas haya expuesto la motivación inicial para desarrollar ese tema en el texto poético.
1. Contexto político en 1913
De su autoritaria y férrea imposición política, se conoce que el régimen gomecista creó alternativas u opciones muy cerradas que iban desde: (a) la opción de exilio asumida por muchos venezolanos, en resguardo de sus vidas y libertades; (b) el silencio e indiferencia de otros; (c) la opción de la cárcel y de los trabajos forzados en las carreteras y obras públicas para quienes manifestaran, de forma pública, su opinión contraria a 'la Causa' (como se definía el mismo gobierno), entendida como la adhesión al pensamiento único del régimen; (d) la no intervención en política asumida por una mayoría, quienes se dedicaron a sus labores personales; (e) la adhesión incondicional al régimen por parte de unos, bien en utilidad y provecho de las funciones gubernamentales o desde sus puestos de 'aduladores de oficio', personajes infaltables en la picaresca política venezolana, desde 1830 hasta el presente. O, resumiendo dichos aspectos -en palabras de la narradora venezolana Elisa Lerner- el dogma de la dictadura gomecista se resumía en ser amigo del régimen, o permanecer en el silencio, en la cárcel o en el destierro.
En el desarrollo de este contexto político, el año de 1913 coincide con la consolidación del denominado 'gomecismo', término como se conoce este período de la historia política en la historiografía venezolana. Este período respondió a un proceso que se había iniciado en 1908 con el lanzamiento de la consigna «Gómez único» por parte del médico tachirense Dr. Ezequiel Vivas Sánchez (Lobatera, 1864 - París, 1919), alcanzando su máxima expresión con la aprobación de la Constitución Nacional de 1914, en la cual quedaba asegurada -de forma legal- la continuidad gubernamental personalista del General Juan Vicente Gómez en la jefatura de Estado y/o de las fuerzas armadas venezolanas.
Todos los anteriores argumentos podrían servir como una probable explicación atingente para entender y comprender la coincidencia de la presencia explícita de las palabras del lema político adoptado por el gobierno de Gómez, desde su instalación el 20 de diciembre de 1908, de: «Unión, Paz y Trabajo», en las estrofas II, III y IV del himno.
No obstante, se debe tener en cuenta que los valores o principios axiológicos presentes en las palabras del poema, actúan del mismo modo que una forma ex opere operato -esto es, obran por el hecho de lo que significan las palabras y no por quien las escribió- por cuanto el valor de cada uno de los conceptos presentes en el himno tachirense derivan de su propio, trascendente, inmutable y profundo significado y no de la persona que las empleó o las circunstancias que pudieron condicionar su adopción.
La letra del Himno Oficial del Estado Táchira coincide con las ideas expresadas en el texto de la primera Proclama que, en su dilatada carrera militar, hiciera El Libertador Simón Bolívar y diera a los habitantes de la Villa de San Antonio del Táchira, el 1ero de marzo de 1813, en el inicio de la gesta de la Campaña Admirable en territorio tachirense.
La anterior conclusión se expone como hipótesis, sustentada a partir del análisis de su contexto temporal, el histórico. Este resulta el de mayor importancia por cuanto define el origen y trascendencia de la letra del himno regional tachirense, al ser el año de 1913, por igual, un año de efemérides histórica.
Se conmemoraba en el Estado Táchira el primer Centenario de la Campaña Admirable. Destacada acción bélica de la Guerra de Independencia, emprendida por El Libertador Simón Bolívar con el objetivo de restaurar la República de Venezuela, en un segundo período de existencia, luego que desapareciera -en un primer momento- con la Capitulación de San Mateo (25 de julio de 1812) y se restaurara la Capitanía General de Venezuela y el antiguo régimen o sistema político colonial español, el monárquico, presidido por el rey Fernando VII.
«Ciudadanos: Yo soy uno de vuestros hermanos de Caracas, que arrancado prodigiosamente por el Dios de las misericordias de las manos de los tiranos que agobiaban a Venezuela vuestra patria, he venido a redimiros del duro cautiverio en que yacíais bajo el feroz despotismo [...] He venido, digo, a traeros la libertad, la independencia, y el reino de la justicia, protegido generosamente por las gloriosas armas de Cartagena y de la Unión, que han arrojado ya de su seno a los indignos enemigos que pretendían subyugarlas, y han tomado a su cargo el heroico empeño de romper las cadenas que arrastra todavía una gran porción de los pueblos de Venezuela. / Vosotros tenéis la dicha de ser los primeros que levantáis la cerviz, sacudiendo el yugo que os abrumaba con mayor crueldad, porque defendisteis en vuestros propios hogares vuestros sagrados derechos. En este día ha resucitado la República de Venezuela, tomando el primer aliento en la patriótica y valerosa Villa de San Antonio, primera en respirar la libertad, como lo es en el orden local de vuestro sagrado territorio [...] / Prosternaos delante del Dios omnipotente, y elevad vuestros cánticos de alabanza hasta su trono, porque os ha restituido el augusto carácter de hombres». (cursivas nuestras que identifican las ideas de El Libertador presentes en la letra del himno oficial del Estado Táchira). Texto de la proclama en: REQUENA MIRA, E., Simón Bolívar, Obras completas, vol. III, Gráfica Moderna, Caracas, 1950, p. 551; LECUNA, Vicente, Proclamas y Discursos del Libertador, Litografía y Tipografía del Comercio, Caracas, 1939, p. 27.
Del requerido análisis del discurso, como herramienta epistemológica para aprehender el exacto sentido de las palabras, resalta la referencia al yugo o esclavitud, presente en la letra del himno del Estado Táchira. La misma era un recurso retórico (metáfora) que describía para ese momento la opresión de la República y de su sociedad. Palabras que repitiera El Libertador en San Cristóbal, el 19 de abril de 1820 al arengar a los soldados, con otra proclama: ¡Soldados! El género humano gemía por la ruina de su más bella porción: era esclava y ya es libre). Así, la 'esclavitud' es entendida como la ausencia o pérdida de toda libertad ciudadana por obra de los tiranos. Esto es, al obrar los tiranos en contra de la libertad del pueblo, todo autoritarismo que emerja o proceda de esa acción, lo hace sobre la destrucción del ser humano, de todas sus instituciones y de la misma república.
Ya lo predecía Rousseau:
«Así como la voluntad particular obra sin cesar contra la voluntad general, así también el gobierno hace un continuo esfuerzo contra la soberanía. Cuanto más crece este esfuerzo, tanto más se altera la constitución; y como aquí no hay otra voluntad de corporación que resistiendo a la del príncipe, se equilibre con ella, tarde o temprano debe el príncipe indispensablemente oprimir al soberano y romper el contrato social. Este es el vicio inherente e inevitable, que desde el origen del cuerpo político, tiende sin descanso a su destrucción, a la manera con que la vejez y la muerte destruyen al fin el cuerpo del hombre» (ROUSSEAU, El Contrato Social, capítulo X, Del abuso del gobierno y de su propensión a degenerar).
Y El Libertador Simón Bolívar, coherente con ese pensamiento político, el cual compartía y aplicaba en su actuar, lo reconocía, en 1821:
«Un hombre como yo, es un ciudadano peligroso en un gobierno democrático; es una amenaza inmediata a la soberanía nacional. Yo quiero ser ciudadano, para ser libre y para que todos lo sean. Prefiero el título de ciudadano al de Libertador, porque éste emana de la guerra, aquél emana de las leyes» (fragmento del discurso del Libertador Simón Bolívar en su toma de posesión como presidente constitucional de la República de Colombia, en la iglesia parroquial de la Villa del Rosario de Cúcuta, lugar se sesiones del Congreso Nacional, el 3 de octubre de 1821).
Ante lo antiguo, una sociedad estamental con privilegios políticos, sociales y económicos por parte de las clases superiores (peninsulares, criollos terratenientes y militares) en detrimento de las clases inferiores (blancos de orilla o canarios, pardos, aborígenes o naturales y esclavos), con una economía centralizada e impositiva y estructuras de gobierno estáticas y anacrónicas entre otras, El Libertador contrapone los ideales de la igualdad de todos los ciudadanos ante la Ley, entendida esa ley como la Constitución:
«De cualquier modo que se estudie el principio, se encuentra siempre la misma conclusión: que el pacto social -escrito en una constitución- establece entre los ciudadanos tal igualdad, que todos se obligan bajo unas mismas condiciones y deben disfrutar de unos mismos derechos» (ROUSSEAU, El Contrato Social, capítulo IV, De los límites del poder soberano).
Nota: Es necesario recordar que el libro 'El Contrato Social' de Rousseau, fue un texto que acompañó a El Libertador, junto a su biblioteca itinerante. Al redactar su testamento, el 10 de diciembre de 1830, en la cláusula 7ma, ordenó que el referido libro, que le había regalado el General Robert Wilson en 1824 y que perteneciera originalmente a la biblioteca de Napoleón, se donara a la Universidad de Caracas (actual Universidad Central de Venezuela).
En consecuencia, de las anteriores ideas, llevadas a la letra del himno regional tachirense, destaca el valor del 'Pacto social' (Constitución Nacional), quedando representado en la palabra fueros, término político-histórico con el cual se identificaban las cartas o pactos, que dejaban por escrito, las libertades ciudadanas y la autonomía de las ciudades y villas de Castilla, frente al poder monárquico centralizador; el reconocimiento y respeto de los derechos del hombre y del ciudadano, y la división de poderes.
Por ello, a partir de las premisas anteriormente expuestas: (a) las circunstancias históricas que rodeaban la subjetividad y apreciaciones que tenía de su realidad el Dr. Ramón E. Vargas y (b) las coincidencias entre el orden de ideas de la proclama y la letra del himno tachirense, se plantea la hipótesis de haber sido el texto de la proclama, la fuente o una de las fuentes primarias de inspiración histórica, que dieron origen a la letra del poema lírico del himno, logrando por resultado una obra de alto valor literario-compositivo y un verdadero canto histórico-axiológico a la libertad.
Apartándose totalmente de los anteriores modelos, en el poema del himno del Estado Táchira, el autor optó por una composición literaria realista -estilo vigente a partir de la segunda mitad del siglo XIX-, sencilla, de cuartetos asonantes, obviando el duro estilo de las octavillas alejandrinas empleados comúnmente en las composiciones o cantos patrióticos de la época, y con una orientación y mensaje ideal republicano, implícito, en un estilo sobrio, preciso y elaborado, pero con una efectividad moral que trasciende a la sociedad tachirense de todos los tiempos.
«Derechos inajenables a fin de que todos los ciudadanos puedan comparar continuamente los actos del gobierno con los fines de la institución social: que el magistrado no pierda jamás de vista la norma de su conducta y el legislador no confunda, en ningún caso, el objeto de su misión» («Declaratoria de los Derechos del Pueblo», Supremo Congreso de Venezuela, Caracas, 1 de julio de 1811, Libro de Actas del Supremo Congreso de Venezuela 1811-1812).
La anterior formulación tiene una inspiración original en la máxima romana (de Plinio el Joven) cuando hacía referencia al equilibrio más deseado que debe existir entre los gobernados y los gobernantes, el cual sólo se lograría cuando se cumpliera, si bien resulta utópico, el principio del Dignus alter eligi, alter eligere (el uno digno de elegir, y el otro de ser elegido). Y por igual en los principios teóricos formulados por Montesquieu en su obra «El Espíritu de las Leyes":
«La libertad política del súbdito es una tranquilidad de espíritu que surge de la opinión que cada uno tiene de su seguridad. Para tener esta libertad, es requisito que el gobierno esté constituido de tal manera que un hombre no tenga miedo de otro. Cuando los poderes legislativo y ejecutivo están unidos en la misma persona, o en el mismo cuerpo de magistrados, no puede haber libertad; porque pueden surgir temores de que el mismo monarca o senado promulgue leyes tiránicas, para ejecutarlas de manera tiránica».
O, según lo expresado por Hobbes en El Leviatán (1615):
«Señalo, como tendencia general de todos los hombres, un perpetuo e inquieto deseo de poder y más poder, que sólo cesa con la muerte; la razón de esto radica en el hecho de que no se puede garantizar el poder sino es buscando todavía más poder»
Por ello, resulta importante acotar que en el primer pacto social de la nación venezolana, esto es en la constitución nacional federal venezolana de 1811, los conceptos de libertad, igualdad, propiedad y seguridad, quedaron definidos como los derechos del hombre en sociedad. De allí que a la constitución nacional de 1811, se le reconozca la precedencia de ser el texto del primer pacto o contrato social originario que se dio, con sus limitantes históricas, el pueblo de Venezuela.
En consecuencia, para el Libertador es la democracia quien sostiene todo proyecto político de Estado, más que de gobierno -como lo expresara originalmente Rousseau [«porque el Estado existe por sí mismo y un gobierno no es nada más que una comisión, una función que cumplen como simples oficiales del soberano, y ejercen en su nombre el poder, del que se les ha hecho depositarios, y que éste puede limitar, modificar, y retirarles cuando le plazca (Contrato Social, Libro III, capítulo 1)]»- y es el principio que da legitimidad a los Estados, siempre y cuando esta democracia encarne los valores de libertad e igualdad natural a través del respeto absoluto, y no a la conveniencia del gobernante de turno, de la soberanía del pueblo.
De allí, que en los tiempos pasados y presentes, toda legitimidad del Estado se pierde o es vulnerada cuando, de las democracias decadentes, surgen y se imponen en la conducción del mismo, grupúsculos militares, camarillescos, caudillistas, oligárquicos o partidistas.
Las lecciones de la historia latinoamericana han confirmado que estos grupúsculos se autoproclaman representantes de la soberanía nacional e inician la transformación del Estado para fusionarlo con el gobierno -hasta convertir su esencia en una ficción deformada y caricaturesca- para así detentar el poder, a través de una prolongada y silenciosa dictadura, policial y pavloviana, coaccionando al pueblo -al soberano- en un estricto sentido del lenguaje metafórico a «amar y rendir culto» a su servidumbre. De allí que, según la tradición republicana sustentadas en teorías de Estado sobre la separación de poderes, como las de Montesquieu, se tenga que: "Para que no se pueda abusar del poder, es preciso que el poder detenga al poder" (El espíritu de las Leyes, capítulo III).
Todos los imperativos éticos absolutos o valores y virtudes presentes en las estrofas del himno tachirense, trascienden a la fecha de creación del mismo, y por ello han sido y son reconocidos en todos los tiempos como parte de la esencia originaria de la Nación venezolana y de la región tachirense, e inseparables del principio republicano de soberanía, definida por Rousseau como:
«No siendo la soberanía más que el ejercicio de la voluntad general, no se puede enajenar; y que el soberano, que es un ente colectivo, sólo puede estar representado por sí mismo: el poder bien puede transmitirse pero la voluntad no. […] Por la misma razón que la soberanía no se puede enajenar, tampoco se puede dividir; pues la voluntad es general o no lo es, o es la voluntad de todo el pueblo, o tan solo la de una parte. En el primer caso la declaración de la voluntad es un acto de soberanía, y hace ley; en el segundo caso, no es más que una voluntad particular, o un acto de magistratura y cuando más, un decreto» (ROUSSEAU, El Contrato Social, Libro II, capítulo I y II, La soberanía es inajenable e indivisible).
Ya, en la historia venezolana, un militar español formado en la época de la Ilustración, durante el gobierno del rey Carlos III, Don Juan de Casas y Barrera, gobernador de Caracas y Capitán General de Venezuela, ante los sucesos de usurpación del gobierno legítimo de España, por parte del emperador de los franceses, Napoleón Bonaparte, exponía en un bando de fecha 18 de julio de 1808, acordado en la reunión del cabildo de la ciudad de Caracas, el 17 de julio de 1808, donde se conocieron los tumultos del día 15, originados a partir de la llegada de un barco francés al puerto de La Guaira con noticias de los acontecimientos políticos de Bayona (Francia) y la coercitiva renuncia de los borbones a la Corona de España:
«[...] porque las mismas Leyes enseñan que aún cuando fuesen indubitables las noticias derivadas de los extranjeros, ningún gobierno intruso e ilegítimo puede aniquilar la potestad legítima y verdadera». Bando del Señor Capitán General de Caracas a todas las provincias de la Capitanía General de Venezuela, 18 de julio de 1808. Copia enviada al Capitán General Francisco Miyares, Gobernador de la Provincia de Maracaibo, para su publicación en todas las ciudades, villas y pueblos. Copia recibida en la ciudad de Mérida y enviada a la ciudad de La Grita y Villa de San Cristóbal. En FEBRES CORDERO, Tulio, Obras Completas, tomo IV, Publicaciones del Banco Hipotecario de Occidente, San Cristóbal, 1991, p. 229.
Asimismo, los principios de libertad y soberanía estaban asociados indisolublemente con el ejercicio de la representatividad y alternabilidad [Artículo 188 (Constitución Nacional Federal venezolana de 1811): Una dilatada continuación en los principales funcionarios del Poder Ejecutivo, es peligrosa a la libertad; y esta circunstancia reclama poderosamente una rotación periódica entre los miembros del referido Departamento para asegurarla»].
Es por ello que las palabras -con una semántica de plena vigencia- del himno del Estado Táchira tienen la facultad de poder ubicarnos, por igual, tanto en los orígenes de la misma República de Venezuela, en 1811, como en cualquier tiempo de su historia.
Así, solo resta que cada ciudadano tachirense, motivado en hacer un ejercicio de análisis crítico de todos los anteriores argumentos, pueda iniciar dicho análisis, comparando los argumentos presentados con el significado axiológico de cada una de las palabras (conceptos) claves del himno, las cuales se exponen a continuación:
Patria identificada en palabras textuales de la proclama de El Libertador de 1813 como «Venezuela vuestra patria». Recordemos que es El Libertador quien crea la figura de Venezuela entendida como Estado-nación, que no existía antes.
Ley o constitución (Fueros) como expresión de la voluntad general, manifestada en un Estado de derecho y certeza jurídica, que debe ser defendida por todos, por cuanto sólo el gobierno de las leyes se contrapone al despótico gobierno de los tiranos, quienes sólo se sostienen sobre el fraude, la rapiña y la promoción de sus propios intereses y el de las camarillas que los rodean. El respeto a la Ley, a los fueros, es la única garantía para que el Estado no avasalle en lo más mínimo los derechos de los ciudadanos, y de su sociedad, mediante el abuso del poder.
Hogar expresión de la integridad, de la subsistencia de la persona individual y de su dignidad como fundamento de la libertad, donde se forma como ciudadano a partir de la familia, institución humana, simultáneamente natural y cultural.
Libertad como la capacidad originaria que tiene el individuo, con el título de ciudadano, de tomar en sus manos su propio obrar para elegir y decidir su destino, desde el principio que sustenta que todos los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derecho y libres para desarrollar sus propias cualidades, en contraposición a la opresión, la cual era entendida como: «Hay opresión individual cuando un solo miembro de la sociedad está oprimido y hay opresión contra cada miembro cuando el cuerpo social está oprimido. En estos casos las leyes son vulneradas y los ciudadanos tienen derecho a pedir su observancia» (artículo 23º de la «Declaratoria de los Derechos del Pueblo», Supremo Congreso de Venezuela, Caracas, 1 de julio de 1811, Libro de Actas del Supremo Congreso de Venezuela 1811-1812). De allí que en la letra del himno tachirense la libertad está asociada, de forma indisoluble, al principio general que establece que el valor es la persona. Ante cualquier forma de sometimiento, imposición, utilización o manipulación, se proclama el valor preeminente de cada persona y de su libertad, defendiendo su autonomía y su derecho a un desarrollo pleno.
Unión como máxima expresión de la vida en sociedad o en común, que exige una convención, contrato o pacto social para preservar el interés de cada ciudadano, lo cual conlleva a respetar y promover ese pacto, por una convivencia social productiva y creadora y estar el individuo siempre presto en todo lo que concierne al bien e interés general.
Honor como la cualidad moral más necesaria en una república por cuanto obliga, a cada ciudadano, al cumplimiento de sus propios deberes así como a reparar las faltas que cometa contra sus conciudadanos.
Trabajo como la actividad total del hombre, su hacerse haciendo su vida, siendo agente, autor y actor de ella, pasando de la sujeción a la naturaleza a la libertad, y de donde deriva, como producto, el derecho de propiedad y disfrute de sus bienes, que pertenece a todo ciudadano.
Valor siendo entendido desde su etimología latina medieval primigenia de 'valere' o el sentido de impetuosa decisión y esfuerzo del ánimo –de cada ciudadano tachirense- por defender lo que es sublime, correcto, justo y razonable; símbolo de coraje, de fuerza en la guerra y en la paz.Igualdad en cuanto todos los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos, pudiendo hacer cada miembro de la sociedad lo que no perjudique a otros y teniendo la oportunidad favorable de concurrir, como individuo y ciudadano, a la satisfacción mutua de sus necesidades, sin ninguna clase de discriminación con respecto a los otros integrantes de la sociedad. Para disfrutar de esa igualdad, es necesario que todo gobierno de la sociedad se constituya de tal forma que un hombre no deba temer a los otros.
Fraternidad (hermandad o solidaridad), como principio y virtud cívica republicana de rechazo a una sociedad fracturada o dividida, o ante quienes quieren dividirla, por 'odios añejos' según la letra del himno, y partiendo dicho principio del reconocimiento absoluto de la dignidad humana de todo ciudadano y de la solidaridad con todos, en especial, con los más débiles o vulnerables de la sociedad.
Paz entendida como una tarea siempre abierta a futuro, y siempre inacabada, por alcanzar para la sociedad un estado de bienestar, felicidad, salud, solidaridad, bien y justicia, tarea sustentada en la libertad y no en la tiranía.
Tierra nativa definida por El Libertador en su proclama a los habitantes de la Villa redimida de San Antonio del Táchira, en 1813, partiendo del significado dado por los autores clásicos griegos y romanos de "territorio donde se nace o se es adoptado", como "vuestro sagrado territorio".
Y como epítome, el insoslayable deber de la defensa de dichos valores por parte del pueblo tachirense, en todo momento y ante toda circunstancia de imposición de una servidumbre o esclavitud, opresión, autoritarismo, totalitarismo y tiranía, coartación de su voluntad, de sus derechos, de sus libertades o de una suplantación, fraudulenta, de su soberanía.
Las glorias de la Patria
Las glorias de la Patria,
Official Anthem of the State of Táchira
English text (with no English versification): Samir A. Sánchez, 2013
4. Historia de la música del Himno del Estado Táchira
Una vez obtenida la letra, entre el 24 de abril y el 22 de junio de 1913, el Gobierno del Estado Táchira convocaba nuevamente a un concurso con la siguiente finalidad: “Se abre un concurso musical para la pieza que ha de concordar con la letra y el espíritu de la composición poética, Himno del Táchira, premiada en el certamen promovido por el Gobierno del Estado” (‘Himno del Táchira’ en HERNÁNDEZ CONTRERAS, Luis, Diccionario de la Música en el Táchira, Editorial Proculta, San Cristóbal, 1999, p. 106).
Sobre el origen de la música del himno del Estado Táchira y sobre la personalidad de Miguel Ángel Espinel, sus historias quedan resumida en la síntesis biográfica que refiere su hermano, Luis Espinel-González:
«En Caracas, en Berlín, en París, en Madrid, en todas partes y en todo momento, en la alegría o en la tristeza, en la adversidad o en el éxito, no tenía un más grande recuerdo, ni un más grande amor que el de su hermosa tierra nativa. Y amó al Táchira a través de todas sus manifestaciones, desde las más simples y prosaicas, hasta las más elevadas: no había para él más suculentos manjares que los de su tierra, de los que se hacía enviar buenas porciones como presente de Navidad, cuando vivía en Europa. Y así amaba también a todos sus más altos valores representativos, como amaba absolutamente a todas las producciones del espíritu. Su fino oído musical, que era ‘absoluto’, aplicado al aprendizaje de los idiomas, le permitió hablar algunos sin acento extranjero. ¿Por qué, -le pregunté durante una clase de francés- tú sigues hablando con acento tachirense, después de tantos años de ausencia?-‘Siempre he tratado de no perder ese acento, me respondió, y me sería doloroso que si yo llegase de hablar diferente, pudiesen olvidar que soy tachirense’. Así amó con pureza y plenitud a su provincia nativa.La música del Himno del Táchira fue el primer homenaje de Miguel Ángel Espinel a su pueblo.Dejó escrito en sus recuerdos que se paseaba por la Plaza Bolívar de San Cristóbal, recitando mentalmente las bellas estrofas escritas por Ramón E. Vargas, cuando repentinamente irrumpieron en su espíritu las notas de la melodía de la primera estrofa: ‘Las glorias de la Patria, sus fueros de Nación’ y allí mismo, en su libreta de apuntes, apoyado en un árbol, las escribió. Lograda luego la melodía completa, quedaba una dificultad: según las pautas del Concurso, el Himno debía ser presentado instrumentado para Banda.Frente a la duda que en el primer instante tuvo para entregarse a la tarea de instrumentar la obra, un íntimo amigo suyo, Federico William Hollingsworth, ejecutante de la Banda del Estado, un día, sorpresivamente, encerró a mi hermano en la sala de nuestra casa y lo amonestó: ‘De aquí no sales hasta que hayas instrumentado el Himno para la Banda’. Y por la ventana le daba informaciones acerca del tono de cada instrumento y de la clave en que se debía leer.Quizá esta grave dificultad de sus años mozos fue la que un día lo impulsó en París a realizar estudios sólidos sobre Banda bajo la dirección del Profesor Guillaume Balay, Director de la ‘Garde Republicaine’ de París y una de las mejores bandas del mundo.Años después, cuando ya había realizado profundos estudios musicales en Europa, revisaría la partitura del Himno para imprimir una edición, la única que existe de su obra, hecha en Berlín, editada por la Casa Druck v. Herrm. Kuhlmey y encontró para su sorpresa, que sólo una pequeña corrección tenía que hacerle.En los papeles encontrados en su mesa de trabajo pudimos darnos cuenta de que su Himno del Táchira era lo más amado para él, lo que siempre consideró más honroso en su vida de artista y dejó anotaciones que comprueban que había estudiado, para establecer comparaciones con los Himnos de los demás Estados de Venezuela, así como los Himnos de los países Hispanoamericanos. Por sus anotaciones se ve que quedó satisfecho de la comparación.El Táchira ha recordado siempre con gratitud y cariño en nombre de su gran artista […]. Caracas, 1968». Gente del Táchira (1900-1935), recopilación y selección de Anselmo Amado, Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses, Nº 61, tomo II, 1974, pp. 430-431.
Asimismo, en 1930, en una síntesis biográfica para la publicación del Álbum del Estado Táchira, en la cual se fotograbó la partitura del Himno del Estado Táchira, probablemente la versión comentada por el hermano del Profesor Espinel como impresa en Berlín*, se hacía referencia a los estudios de Miguel Ángel Espinel: «Sus estudios los hizo en Europa en donde permaneció varios años, radicándose especialmente en Francia y Alemania, países en donde fue discípulo de eminencias como Bruno Schrader y Robert Kahn, de la Holschute für Musik, en composición, y Alexandre Friedeman, en violín/Otros profesores del señor Miguel Ángel Espinel fueron los también notables señores Henri Büsser, George Caussade y Albero Quesnot, del Conservatorio de París./Estudios sobre Bandas Marciales hizo con el Maestro Guillaume Balay, Director de ‘La Garde Republicaine’ de París, de quien recibió honrosa calificación que lo coloca a la altura de los más competentes profesores nacionales» ‘Ramón E. Vargas y Miguel Ángel Espinel’ en DÍAZ BRANTES, Humberto, El Estado Táchira, Álbum gráfico 1930, Impresión en tipografía Americana, Caracas, 1930, s/p. Edición facsimilar de la Lotería del Táchira, San Cristóbal, 1997.
5. Historia illustrata atque exornata -Historia en imágenes-
Bibliografía
Créditos de fotografía | Credit: Images courtesy of
Dr. Luis Hernández Contreras, académico e investigador del pasado musical del Estado Táchira, con especial énfasis en la hemerografía de época.
T. S. U. Sigrid Márquez Poleo
Lcdo. José Antonio Pulido Zambrano
Familia Noguera Sandoval, San Cristóbal