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sábado, 17 de junio de 2023

Restauraciones patrimoniales en la Capilla del Humilladero (Lobatera - Estado Táchira - Venezuela) | Remarks on the restoration of the Chapel of Humilladero [Little chapel of the Main Street in Lobatera, Táchira State, Venezuela]

 





"El Humilladero". Óleo sobre lienzo, 38x55 cm, Theo Mora (1982).




"Madrugada en Lobatera". Acrílico y óleo sobre lienzo, 61x46 cm, Jerson Trejo (1993).





Primera página del Libro sacramental de Defunciones de la Iglesia parroquial de Lobatera donde se especifica que los entierros en dicha parroquia se hacen en el suelo de la iglesia y en la Capilla del Humilladero (Libro de Defunciones de la Iglesia parroquial de Lobatera, 1 de enero de 1805. Lobatera, Estado Táchira. Imagen: SGU, 1993).



Para que no se pierda la memoria...

Hay edificaciones y objetos del pasado tachirense que encierran sucesos y vivencias ya olvidadas y su último destino, en un país mnemocida o destructor de la memoria, parece ser olvido y aniquilación.

Uno de ellos es la Capilla del Humilladero, en Lobatera (Estado Táchira - Venezuela). Edificada en 1784 como capilla del primer cementerio que se construyó en las afueras de la población, pues los anteriores estuvieron dentro de la iglesia y en un solar aledaño a la misma, ha sido reedificada tres veces, en 1849, 1875 y 1965 pero manteniendo la planta y diseño original de la capilla colonial con campanario.

En su frente se había construido un humilladero. Este era una columna en piedra y mampostería rematada por una cruz. La misma fue colocada por un alcalde a fines del s. XVIII como seña o marca del lugar donde finalizaba el pueblo y comenzaba el campo -para efectos de ordenanzas- y a su vez era el punto de entrada y salida de Lobatera por el camino real de Mochileros, que iba hasta la Villa de San Cristóbal.
La capilla, por estar frente a ese humilladero, comenzó a recibir ese mismo nombre. 

Desde 1876 y ya perdida la función de capilla de cementerio, al clausurarse éste en 1849 luego del terremoto del 26 de febrero de ese año, fue dedicada por el párroco Pbro. Gabriel Gómez, a María Santísima bajo la advocación mariana de Nuestra Señora de Lourdes.

Del antiguo mobiliario de la capilla se ha podido conservar parte del mismo gracias a la acción de un grupo de aventajados estudiantes de la Escuela de Educación de la Universidad Católica del Táchira, quienes, entre 2011 y 2012, motivados desde la cátedra de Historia del Arte y Proyecto Experiencia Arte, se propusieron rescatar ese patrimonio no valorado y olvidado por los propios moradores del pueblo, y devolvérselos en condiciones que puedan durar muchos años más, para conservar la memoria de esos tiempos ya idos. Para estos estudiantes, nuestro gratitud por siempre.


Igual mención se debe hacer a los lobaterenses Sra. Odila Medina de Sandia, Carlos Julio Rosales, Ivanosky Ramírez, Javier Parra, Alcaldía de Lobatera y miembros del Consejo comunal del Humilladero, entre otros que escapan de nuestra memoria, quienes prestaron toda su voluntad y colaboración para el logro de esta empresa cultural.


Así, en la presentación, en archivo descargable, se puede conocer y seguir todo lo que fue este valioso proceso de restauración, único e irrepetible.





© Proyecto Experiencia Arte | Experience Art Project 2012-2023. Algunos derechos reservados. Los derechos de autor de texto y fotografías pertenecen a cada investigador, fotógrafo, grupo o institución mencionada.




jueves, 31 de diciembre de 2020

Puente colgante Libertador (San Cristóbal-Táriba): un puente al pasado monumental tachirense │Magnificent 'Libertador' Suspension Iron Bridge (Táchira State): History, Art and Life

 









“Trabajar con el acero no como elemento para construir un paisaje, sino como material de construcción en términos de masa, peso, contrapeso, capacidad de carga, carga concentrada, compresión, fricción y estática, ha estado siempre separado de la historia de la escultura. Sin embargo, ha tenido una aplicación directa en la historia de la arquitectura, la tecnología y la construcción industrial. Es la lógica de las torres, presas, silos, puentes, rascacielos, túneles...”
Richard Serra, Torsiones elípticas (1996).


Una combinación perfecta de arte e ingeniería... Sobre el río Torbes, entre San Cristóbal y Táriba (Estado Táchira) y siguiendo un trazado longitudinal con orientación noroeste-sureste, se levanta una obra maestra de la ingeniería estructural que le dio al simple hierro y al acero la altivez y sobriedad de una obra de arte, funcional y majestuosa en el entorno del país tachirense. 

El impacto visual de su escala resulta en una síntesis de eficiencia y de magnificencia que respondía a los principios establecidos por la ingeniería francesa de fines del siglo XIX, quien fijaban para cada estructura una hardiesse (audacia), légèrete (ligereza), elegance (elegancia) y parfaite utilisation de la matèrie (una perfecta utilización de los materiales). 

Por todo ello, su perspectiva arquitectónica, en cuanto a puentes se refiere, no ha sido superada en nuestros tiempos, haciendo de él un hito urbano atemporal y un símbolo de identidad, como testimonio referente de una época de grandes realizaciones. Ya las generaciones que nos precedieron lo expresaban con orgullo: "No hay puente más elegante en el mundo que el Puente Libertador".


Para descargar El puente colgante Libertador, accione, en la siguiente pantalla, el pequeño recuadro con flecha de salida [Pop out content] que se encuentra en el extremo superior derecho:






© Proyecto Experiencia Arte / Experience Art Project 2012-2020. Algunos derechos reservados. Los derechos de autor de las fotografías pertenecen a cada fotógrafo, grupo o institución mencionada.


miércoles, 5 de febrero de 2020

San Cristóbal, Urbs quadrata. El hecho histórico urbano de una villa venezolana en el período hispánico │ San Cristóbal, Urbs quadrata: Early Hispanic Colonial Urbanism and process of morphogenesis in San Cristóbal (Táchira State – Venezuela)












Obra publicada por el Fondo Editorial Universitario UCAT (2003), resulta en un instrumento de referencia y consulta para académicos, arquitectos, urbanistas, estudiantes, investigadores e interesados en profundizar en la historia del urbanismo en América, durante la época española. La misma procura cubrir parte del vacío que significa la carencia de estudios referentes sobre la ciudad de San Cristóbal (Estado Táchira – Venezuela), desde el siglo XVI al XIX, considerada desde su urbanismo (arquitectura, demografía, mentalidades y relaciones sociales tanto en sus espacios abiertos como privados).

Al mismo tiempo y desde una visión holística e interdisciplinar, la obra va más allá e intenta indagar y profundizar en otro vacío como lo es el estudio de su singularísima historia preurbana, por medio de la intelección de la etnohistoria y de la etnolingüística de las primeras colectividades humanas originarias que se proyectaron sobre esta porción del territorio americano, representando a su vez el primer estudio metódico y sistemático que se estructura sobre este campo del conocimiento en la bibliografía tachirense.



Para descargar el libro: San Cristóbal Urbs Quadrata. El hecho histórico urbano de una villa venezolana en el período hispánico, accione, en la siguiente pantalla, el pequeño recuadro con flecha de salida que se encuentra en el extremo superior derecho:









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jueves, 3 de julio de 2014

Mostrar lo invisible: el último farol de la vieja San Cristóbal | Under the Last Old Street-lamp Former San Cristóbal City... The Last One Standing




«Si el nono no habla y los nietos no escuchan, se pierde la memoria y no hay historia» 

Don Primo Pellizzari (1910-1982), nativo de Preone, provincia de Udine e inmigrante italiano en el Táchira





Historia urbana e identidad de una ciudad

La imagen de una avenida-parque (el park avenue de la cultura inglesa) que combinaba una visión bucólica del tejido urbano con amplias calles o calzadas que facilitaran la movilidad del tránsito automotor, vino a representar un primer intento por quebrantar el secular esquema de la ortogonalidad constructiva colonial española, en la ciudad de San Cristóbal (capital del Estado Táchira, en Venezuela), a fines de la década de los años 20 del pasado siglo. En ella, el paisaje era interior, se desarrollaba sobre sus amplios patios con pila o fuente de agua central, en claustro, y sobre solares arbolados frutales y de sombra.
 
 

Foto: Samir Sánchez, 2014

Así, entre las primeras reformas de un plan de urbanismo inalterable por tres siglos, el 19 de diciembre de 1926 el Ejecutivo del Estado Táchira inauguraba la primera avenida de la ciudad, a la cual se le dio el nombre de «Avenida General Juan Vicente Gómez».

Su construcción había sido decretada en 1925, una vez finalizada e inaugurada la carretera Trasandina, la cual interconectó -por primera vez- el tránsito automotor entre la cordillera andina y el centro-occidente venezolano con la ciudad de Caracas.

 
Avenida «General Juan Vicente Gómez», actual «Avenida Guayana», con pinares e iluminación por medio de faroles, San Cristóbal, 1947.
Foto: Martín López C., Galería Fotográfica Urbana del Estado Táchira, 1947 (reproducción con fines didácticos).
La avenida, debidamente pavimentada (por el sistema de macadamización), arborizada con pinares y otras especies e iluminada con faroles eléctricos de calle, de inspiración romanticista decimonónica, se ubicaba al norte de la ciudad.

Partía desde «Puente Rondón» (denominado así en homenaje al coronel independentista Juan José Rondón, y en la actualidad puente sobre la quebrada La Parada) y finalizaba frente a la casa de Don Miguel Ángel Granados, en el sitio conocido como «Los Kioskos», luego de recorrer un tramo de 1,8 km.

En este último lugar se bifurcaba en su continuidad como carretera Trasandina (obra en tierra) hacia Sabana Larga (viejo aeródromo, ahora campus nuevo de la Universidad Católica del Táchira) y en la recién igualmente abierta (1926) carretera a la población de Táriba que, pasando por el sitio de La Vichuta y los cafetales de la hacienda «Los Teques» (actual sector urbano denominado Los Teques) de Don Manuel Sánchez, seguía a los sitios de la Machirí y Arjona, y de allí a Táriba.

Esta vía fue conocida en su época como la «Carretera de los Doctores» por ser una iniciativa de la Municipalidad de San Cristóbal, la cual -presidida por el Dr. Eduardo A. Santos- estaba conformada por munícipes o concejales quienes -en su totalidad- habían alcanzado este máximo grado académico.

Una segunda avenida, con idénticas características se decretó para la entrada sur de la ciudad, donde se iniciaba la carretera del Llano (que finalizaba en el sitio de Río Frío), a partir del puente sobre la quebrada La Chucurí, en el sitio de La Castra. La misma fue denominada «Avenida 24 de julio».

De ellas sólo permanece el trazado. La masificación constructiva, no planificada de fines del siglo XX y de los tiempos presentes, hizo que se rompieran las fronteras del otrora orden urbano y con ello la ideal armonía arquitectónica entre formas y espacios naturales.

 
Foto: Samir Sánchez, 2014
Por ello, el experimento urbano de las viejas avenidas-parques quedó como un relictus arqueológico diluido entre muros o paredes de múltiples formas y tamaños. A la par, los octogenarios árboles fueron doblegados por la modernidad, para ceder sus espacios al asfalto y a los automóviles.


Un solitario farol atrapado en un libro ya cerrado

En pie, junto a la antigua y tapiada entrada principal a las edificaciones del Sanatorio Antituberculoso de San Cristóbal, como único testigo de ese experimento y de otros tiempos y mentalidades, permanece –invisible para conductores y transeúntes- el pedestal de uno de esos faroles que iluminaron la primera avenida de la ciudad de San Cristóbal. Objeto urbano que alcanzó a marcar –en el subconsciente colectivo de su tiempo- la identidad de toda una ciudad.

 
Foto: Samir Sánchez, 2014
Su enhiesta forma no cuenta su pasado, lo contiene, atrapado, como en sus surcos el rostro de un anciano.

Los faroles instalados en la Avenida «General Juan Vicente Gómez», denominada en la actualidad «Avenida Guayana», estaban conformados por lámparas eléctricas incandescentes, de arco eléctrico, operadas por un circuito en serie de alto voltaje y protegidas por briseras en forma de globo o esfera, de color blanco. Este sistema, por la gran ilumnación que aportaba era empleado sólo en exteriores, y no servía para su uso dentro de las casas.


Imagen satelital en ortofotografía con el plano general del antiguo Sanatorio Antituberculoso y la ubicación (en recuadro amarillo) del último farol de calle de la ciudad de San Cristóbal (Estado Táchira - Venezuela). Altimetría de captura de imagen: 1.300 m sobre el relieve urbano. Foto: Google earth para la Educación 2010. Reproducción con fines didácticos.


De pedestal de sección octogonal, fuste liso, basa circular y capitel octogonal con molduras en salientes, estaban elaborados en concreto –por vaciado en molde-, reproduciendo en un estilo más estilizado los modelos romanticistas de las farolas europeas y estadounidenses de fines del siglo XIX, realizadas en hierro. Internamente, lo conformaban una estructura central tubular metálica (para el cable de corriente) y seis barillas de hierro que le daban una especie de sostenimiento, a la estructura de concreto armado de la columna.

 
Foto: Samir Sánchez, 2014
Cada farol se ubicó, alternándose a derecha e izquierda de la vía, con una separación de 100 metros cada uno y el modelo, con escasas variantes en las dos décadas siguientes, se reprodujo y extendió a todas las luminarias de las áreas públicas de la ciudad, especialmente en sus plazas y parques permaneciendo aún para 1947, como elemento simétrico de la identidad urbana de San Cristóbal.


 
Plaza «Urdaneta», centro histórico de San Cristóbal, 1947.
Foto: Martín López C., Galería Fotográfica Urbana del Estado Táchira, 1947(reproducción con fines didácticos).


Arquitectura eclecticista del frontispicio (anterior a la remodelación en un estilo arquitectónico neocolonial, 1960-1961) de la Iglesia Catedral de San Cristóbal, en 1941 y esquina nororiental de la Plaza Miranda de la época (actual Plaza Capitán Juan Maldonado y Ordóñez de Villaquirán, antigua Plaza Mayor o plaza de armas -fundacional- de la ciudad). Se observa por igual el sistema de iluminación artificial de la plaza, el cual repite el esquema de iluminación a través de faroles con brisera esférica blanca y pedestal.

Foto: Colección Familia Sánchez Sandoval, 1941 (reproducción con fines didácticos).
Civilitas et Humanitas

Cuando observamos los fantasmas del pasado urbano, atrapados en el tiempo por una impresión fotográfica (galería de fotos de la ciudad, de 1929, 1930 y 1947), se concluye –en nuestra opinión- que los valores de amplitud, altura, densidad, calidad e interioridad sustentaron ese pasado o la civilitas de una sociedad de realizaciones. 
Escalón necesario para poder alcanzar la humanitas, un modo de vida que vale la pena vivir donde lo construido (lo económico o lo útil) se realiza como soporte y con arte de lo humano, algo contrario a las penumbras y decadencia de los tiempos presentes, donde en lo construido y en lo espiritual predomina la exterioridad, superficialidad, estrechez, dispersión y trivialidad.



Farol de alumbrado público en la esquina norocccidental de la Plaza Bolívar de San Cristóbal, en pleno centro comercial de la ciudad, 1929. El pavimiento de las caminerías de la plaza estaba recubierto con losetas de mosaico en un diseño –mayoritariamente geométrico- de figuras y colorido. Asimismo, el espacio que ocupa la estación o surtidor de gasolina y el estacionamiento o garaje, se corresponde con el actual espacio ocupado por el neocolonial edificio del Salón de Lectura-Ateneo del Táchira (diseño del Arquitecto Luis Chataing, 1938). En un último plano (izquierda del observador) se divisan las cumbres norteñas de los cerros de la fila de Los Letreros (Gallineros/Antenas de retrasmisión y Los Letreros) Foto: Familia Sánchez Sandoval, 2014 (reproducción con fines didácticos).



Preservación y conservación

La permanencia del último farol de calle de la ciudad de San Cristóbal -ya cegado- navega entre el dualismo de un réquiem a cuatro voces por su desaparición, sentenciado por el presente a ser memoria muerta del pasado, o una revalorización que tenga el alcance de un rescate y restauración. 

Su reubicación en un lugar (museo) o área verde pública (parque o plaza) prolongaría su existencia al convertirlo en puente didáctico de contacto, entre el habitante de la San Cristóbal del presente y del futuro, con el patrimonio o la herencia cultural de un pasado de realizaciones.

Su sola presencia, ya resulta un fragmento de lectura formal o decodificación del uno y las partes del entramado urbano tachirense, de la comprensión de la función y el símbolo de lo construido, de su contexto y de los elementos primordiales que proyectó, a lo largo de diferentes épocas, la expresión arquitectónica de una sociedad.

 
Foto: Samir Sánchez, 2014

A cien metros, al sur, del único farol cuya estructura se conserva íntegra, permanece el vestigio -cual columna ática truncada- del cimiento y base de otro de los faroles. Su sólida cimentación, ha resistido todos los embates destructivos,  permaneciendo como un relictus en un presente que le es totalmente ajeno (Foto: Santiago Xavier Sánchez, 2015).


Pasado y presente. Anclada a la tierra que le ha pertenecido por casi 90 años, el cimiento y la base de una de las primeras luminarias de arco eléctrico de la ciudad, se resiste a desaparecer. No obstante, alguna de las tribus urbanas, del siglo XXI, con sus códigos criptográficos tribales, ya ha marcado este histórico relictus como hito de su territorialidad (Foto: Santiago Xavier Sánchez, 2015).

Bibliografía
 
AMADO, Anselmo, Así era la vida en San Cristóbal, Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses, Caracas, Nº 1, 1960; BENET, J. Guía General de Venezuela, Leipzig, tomo I, 1929; CALDERA, Rafael Tomás, El Oficio del Sabio, Fundación Tomás Liscano, Caracas, 1991; DÍAZ BRANTES, Humberto, Álbum del Táchira, reedición facsimilar de "El Estado Táchira, álbum gráfico, 1930", publicado por la Gobernación del Estado Táchira en 1997, San Cristóbal; «Táchira» Homenaje de la Junta Pro Conmemoración del IV Centenario del Descubrimiento del Táchira, San Cristóbal, 1947 (galería fotográfica urbana del Estado Táchira, de Martín López C.); SÁNCHEZ, Samir, Mors Memoriae o la Extinción de la memoria, el espíritu de una época, Fondo Editorial Simón Rodríguez, San Cristóbal, 2011.



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Acerca del autor

Samir A. Sánchez es profesor de Historia del Arte y Métodos de Investigación en la Universidad Católica del Táchira (San Cristóbal - Venezuela). Es autor, entre otras publicaciones, de San Cristóbal Urbs quadrata (2003) y Mors Memoriæ o la Extinción de la memoria (2011).

© Proyecto Experiencia Arte / Experience Art Project 2012-2015. Algunos derechos reservados. Los derechos de autor de las fotografías pertenecen a cada fotógrafo, grupo o institución mencionada.
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