Instalación y toma de posesión de las autoridades, presididas por el Coronel Jesús María Mora Casanova, de la primera junta directiva del Centro de Lectura y Recreo de Lobatera (Estado Táchira) en marzo de 1916 (Foto: Don Alejandro Rojas Figueroa, 1956).
Samir A. Sánchez, 2017 [Separata del trabajo titulado "EL SER TACHIRENSE: por una reconstrucción de su identidad cultural a partir de sus gentilicios. Samir A. Sánchez, Proyecto Experiencia Arte, Nº 4, 2020]
El presente estudio aborda la palabra tachirense «gocho» desde una perspectiva etimológica y filológica. Concebido como una investigación diacrónica, tiene como objetivo desentrañar los orígenes, significados y connotaciones más remotas de la misma. Para lograrlo, se ha llevado a cabo una exhaustiva búsqueda y exégesis de fuentes documentales históricas que hacen referencia a este término, constituyendo la base fundamental para la reconstrucción de su trayectoria lingüística y semántica, resultnado en un intenso recorrido desde sus orígenes preindoeuropeos en las montañas vascas penínsulares de Euskal Herria hasta finalizar como adjetivo calificativo de universalidad andina tachirense, o venezolana, de los tiempos presentes.
Etimología
Gocho. Estructura etimológica: adjetivo coloquial y polisémico [en el caso tachirense y venezolano] que deriva a su vez de una voz onomatopéyica peninsular -documentada desde la Edad Media- de quienes criaban cerdos. En Castilla, llamaban a sus piaras, para alimentarlos, con la voz ‘gocho-gocho’. A su vez, los lingüistas explican que 'gocho' era una voz más antigua que deriva de un sustrato lingüístico preindoeuropeo, esto es, prelatino o prerromano ibérico, de la palabra ‘koxo’, cerdo. Pasó primero al euskera o vasco como ‘kotxo’ [ko̞-tʃo̞ (IPA)] y está vinculada con la reduplicación ‘kotxi kotxi’ [ko̞-tʃɪ ko̞-tʃɪ (IPA)], para llamar a este animal.
Aún esta voz onomatopéyica se emplea en los caseríos y montañas de Euskal Herria o País Vasco, en especial en la región de Guardia o La Guardia de la Sonsierra Navarra [sur de la provincia de Álava, Euskadi]. De allí pasó a la lengua castellana y derivó en su empleo como sinónimo de cerdo, dando origen etimológico a la palabra ‘cochino’, muy común en el lenguaje tachirense del siglo XIX y XX. El término pasó a América en el siglo XVI.
En el Estado Táchira, se ha documentado su uso desde el siglo XIX, pero con modificaciones en su significado original. || 1. Arcaísmo lingüístico para señalar a alguien o algo a quien le falta una oreja. || 2. Arcaísmo lingüístico para identificar a alguien o algo de Lobatera (Municipio Lobatera – Estado Táchira). || 3. Adjetivo coloquial ambiguo, que puede ser empleado de forma favorable o peyorativa para designar al tachirense o algo del Estado Táchira. Se utiliza algunas veces como sustantivo. || 4. Término empleado como sinónimo de andino o andina (en Venezuela). || 5. Término empleado en la jerigonza venezolana para identificar al tachirense o algo del Estado Táchira.
Historia (documentada)
a. Connotación con orígenes zulianos
La primera acepción conocida, hasta el presente, de la palabra «gocho» empleada como un gentilicio neutro (ni afectivo ni despectivo) aplicado probablemente a la gente del Táchira, se encuentra en la novela «Mene» del escritor, periodista e historiador Ramón Díaz Sánchez (1903-1968), nacido en Puerto Cabello (Estado Carabobo). En esta obra, que trata el tema social y petrolero de la época, escrita en 1933 mientras ejercía como Juez Municipal de Cabimas (Estado Zulia), premiada en 1935 y publicada en 1936, pone en la voz ficticia del narrador la expresión «andino» y en la voz ficticia del personaje protagonista de Teófilo Aldana, «coriano» según el autor, las palabras «gocho» y «paisa» las cuales utiliza una única vez en el texto, sin darle algún énfasis o connotación. Lo mismo haría en su novela “Casandra” (publicada en 1957), una continuación del tema de «Mene» para finales del gomecismo. Allí vuelve a referenciar la palabra «gocho», una única vez, para identificar al mismo personaje, pero ya con una connotación de persona taimada.
En el discurso narrativo literario de Díaz Sánchez en la novela «Mene», este «andino» sólo aparece de forma tangencial pero su presencia se puede entender como la representación de todos los hombres y mujeres de los campos y pueblos andinos que, , a partir de la segunda década del siglo XX, emigraron a las tierras ribereñas del Lago de Maracaibo en búsqueda de fortuna en la nueva industria petrolera, dejando atrás su tierra y los campos sin trabajar.
Asimismo, y por el empleo de la palabra «paisa», de forma circunstancial se podría llegar a sobrentender que hace referencia a un tachirense, pero sin poder inferirse mayores detalles de la connotación de dicha expresión, por cuanto no refiere la reacción -positiva o negativa- que el autor pudo poner en el «andino» al oír la misma. No obstante, ya permite circunscribir el uso de la palabra «gocho» como un gentilicio coloquial, para la fecha de fines del gobierno del General Gómez:
"[...] —¿Cuánto vale el cuatro? —preguntó examinándolo.
—Cinco pesos—respondió el pulpero.
Teófilo se echó a reír:
— ¡Cónfiro! ¿Es de oro?
El pulpero, un andino cuarentón, le miraba de reojo.
—Pues, déjelo: ahí no estorba.
Los otros pagaron y se fueron. Aldana había arrugado el ceño, pero después volvió a reír.
—-Ah, paisa; no se caliente.
Con desenfado había descolgado el instrumento y lo registraba con las puntas de los dedos.
—Es bueno el carranclón, pero por cinco pesos le hago yo todos los cuatros que me pida. A estos gochos no se les agua el ojo para pedir". [Díaz, Sánchez, Ramón, «Mene», Colección Bicentenario Carabobo, Fundación Imprenta de la Cultura, Caracas, 2021, p. 67 y 94].
Resulta difícil precisar de dónde copió o tomó la palabra «gocho» este autor. En su biografía no se encuentra ningún nexo con los Andes ni con el Táchira durante la época gomecista. El único vínculo posible de reconstruir sería en los dos años que pasó en prisión (en la Cárcel pública de Maracaibo, 1929 y 1930), junto a sus compañeros del grupo literario «Seremos» por hacer críticas sobre la escasa política educativa del gobierno del Estado Zulia. En prisión pudo llegar a oír cuentos o historias sobre los tachirenses, pero esto se presenta sólo como una especulación.
Díaz Sánchez, al salir de la cárcel trabaja en una empresa petrolera y luego acepta el cargo de Juez municipal de Cabimas (Estado Zulia), cargo que ejerce hasta la muerte del General Gómez, en 1935. Así, la palabra «gocho», empleada por Díaz Sánchez en su novela «Mene» (inspirada y ambientada en una Cabimas petrolera), como asociada al gentilicio tachirense o andino, cae en el silencio de los textos -que se han podido revisar hasta la fecha- desde fines de los años 30 hasta 1963
No obstante, es importante acotar, entre los posibles vínculos factible para asociar la palabra «gocho» en la novela «Mene» con la identificación de un andino, lo siguiente: En la publicación del Dr. Rodolfo Luzardo (1905-1972), titulada «Lenguaje zuliano castellano, modismos y barbarismos» (Editorial Sucre, Caracas, 1966, pp. 104-105), especifica que:
«Gocho. Andino natural de los Estados llamados de Los Andes (Táchira, Mérida y Trujillo). Vocablo muy despectivo; resulta natural de las odiosidades que se despertaron durante los primeros siete lustros de nuestro siglo, período en el cual estuvo el país sujeto a lo que llamo la dominación andina, bajo las férulas dictatoriales de los Generales Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez. Castro, de manera muy personal hostilizó el Zulia y a los zulianos, llegando hasta las perfidias de ordenar el cierre de la Universidad del Zulia por un injustificado enojo personal. Por cierto, cosa muy de lamentar el decreto fue refrendado por el autor del bellísimo libro de nuestra Guerra de la Independencia, Venezuela Heroica", un gran poema en prosa: Eduardo Blanco, para aquel entonces Ministro de Instrucción Pública. Como el tiempo cicatriza heridas, hoy la palabra gocho se usa muy poco, afortunadamente, y ojalá desaparezca por completo, pues la voz en Los Andes y Colombia, significa cochino (cerdo), según Cuervo (Leng. Bog.) y E. C. Guerrero (Dic. Fil.)».
Sobre esta definición, el Dr. Tulio Chiossone, en su estudio sobre el léxico y refranero en la novela «Tierra Nuestra» del Dr. Samuel Darío Maldonado (Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses, Nº 58, Caracas, 1972, pp. 50-51) corrige directamente la aseveración de Luzardo cuando explica que, en el Táchira, la palabra gocho, nunca se empleaba o empleó como sinónimo de «cerdo» o «cochino».
En consecuencia, y partiendo de lo anteriormente expuesto, se plantea una pregunta o inquietud: ¿Es de origen zuliano el empleo de la palabra «gocho» para referirse a los andinos, bien como sorna o bien como halago? Las evidencias recabadas hasta la fecha no nos permiten asegurar o enfatizar lo anterior, sólo futuras investigaciones permitirán validarla o rechazarla.
b. Connotación de orígenes tachirenses
La segunda vez que se ubica a la palabra «gocho» en un texto de principios del siglo XX, identificado hasta el presente, es para señalar a gente de una región dentro del Estado Táchira, a la gente de Lobatera y su municipio (Estado Táchira). Se encuentra en la novela «Ventisca» del escritor tachirense Luis Felipe Prato, nacido en 1913. Escrita y publicada en 1938. En la misma, el autor describe la geografía de acción, las correrías y enfrentamientos del General Juan Pablo Peñaloza, en sus invasiones antigomecistas al Táchira, a principios del siglo XX: «Peñaloza está peleando al gobierno en las faldas de El Zumbador, a la altura de Lobatera […]. Si lo ve, dígale que tenga cuidado con los gochos, pues entre ellos hay mucho godo».
Es importante acotar que no se ha encontrado –hasta el presente- documentación alguna en la cual la gente de Lobatera haya empleado el término «gocho» para identificarse entre sí.
Sí se destaca que la segunda acepción para la palabra «gocho» en su significado de «faltar una oreja» (por accidente, por micropia o anotia), es la única reconocida y empleada aún por la gente de Lobatera y su comunidad histórica (Borotá, Michelena, San Pedro del Río y San Juan de Colón). La documentación más antigua de la misma fue recogida por el distinguido estudioso del folklore venezolano, Don Rafael Olivares Figueroa (1893-1972), en 1941, en la población de San Juan de Colón, al recopilar el cuento titulado «El caballo gocho», de la serie de cuentos tachirenses conocidos como «Los cuentos de Pedro Rimales».
Búsqueda en obras de escritores contemporáneos
Asimismo, biógrafos e investigadores culturales, de reconocido renombre como el General Francisco Alvarado (fallecido en 1917), en su obra «Memorias de un tachirense del siglo XIX» (Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses, Caracas, 1961) o el Profesor Luis Felipe Ramón y Rivera, máximo compilador del folklore tachirense, con detallados trabajos de campo por toda la geografía del Estado, junto a su esposa Isabel Aretz, en la década de los años 50 del siglo XX, no registraron en sus obras el término «gocho».
Si bien, clásicos de la literatura tachirense como el Dr. Emilio Constantino Guerrero, en su obra «Diccionario filológico: estudio general sobre el lenguaje venezolano, con referencia al de España y al de otros países de la América Latina» (1915), refieren el término «gocho», sólo con el significado de: faltarle una oreja, seguido por el Dr. Samuel Darío Maldonado quien, aun cuando no la emplea en el texto de la obra, en un vocabulario anexo al final de la misma, la describe relacionándola -sin explicación, probablemente por similitud en los elementos fonéticos de la palabra- con el término «gacho» (cuyo significado original, derivado del verbo agachar, es 'encorvado, inclinado hacia la tierra') y le asigna el mismo significado «Gocho. Gacho, animal o persona a quien le falta una oreja», en su novela «Tierra Nuestra: por el río Caura» (1920).
Autores más próximos en el tiempo como el escritor y diplomático tachirense José Abel Montilla Betancourt (1880-1979) en su novela histórica sobre la Revolución Liberal Restauradora, titulada «Fermín Entrena, un venezolano del noventa y nueve» escrita en 1944 (publicada en Buenos Aires en Imprenta López), sólo hace uso del término «andino».
El 30 de enero de 1970, el Dr. Tulio Chiossone (nacido en Rubio, en 1905), se incorporaba como miembro numerario de la Academia Nacional de la Lengua, en Caracas. Su trabajo se tituló «El lenguaje erudito, popular y folklórico de los Andes venezolanos» y allí señala: «GOCHO. Que le falta una oreja. Augusto Malaret y Lisandro Alvarado traen la palabra gocho en esta acepción. Puede suceder que en el Táchira se haya modificado la palabra», y sólo en la definición del vocablo «CHÁCARA/CHÁCARO», especifica «[...] chácaro, que es como nos llaman a los tachirenses en el centro de la República».
En esta revisión bibliográfica, se ha identificado que la palabra «gocho» fue publicada, por primera vez en órgano de difusión lingüística oficial venezolana, en el Boletín de la Academia Venezolana de la Lengua, correspondiente de la Real Academia Española (Año XV, enero-junio de 1948, p. 194), en un trabajo sobre palabras propias del léxico castellano venezolano. Allí se describe «gocho» con el significado o única acepción de «andino», sin dar mayores detalles.
Así, será sólo hasta la publicación del libro «De Ocumare a Caracas (de uno a otro extremo de Venezuela, 1915-1945)», de Nemecio Parada (Capacho, 1886 - Caracas, 1975), en un diccionario de términos tachirenses que agrega al final de su obra, donde se explica la palabra de forma más detallada e ilustrativa. A la entrada «gocho» le asigna los significados específicos de: (a) faltarle una oreja; (b) denominación de la gente de Lobatera, en el siglo XIX; (c) «Pero por extensión en el centro del país se han dado por llamar gochos a la gente del Táchira».
El empleo de la expresión «se han dado», con verbo en el perfecto de indicativo (plural), por parte del autor, podría ayudar a establecer en un período no muy distante de la fecha de la primera publicación del libro (1969) y con anterioridad, cuando el término «gocho» comenzó a generalizarse, fuera del Estado Táchira, para designar o identificar a los tachirenses, en diferentes connotaciones. Primero, a través de la sorna o el chiste soez y posteriormente como expresión de afecto.
[Extrato del trabajo titulado: "Tachirenses', 'tachirensidad' y 'gochos': por una reconstrucción de la identidad cultural tachirense desde sus gentilicios | The key to Unlocking Ancient Táchira: 'Tachirenses', 'Tachirensidad' and 'Gochos', Proper Adjectives and Colloquial Nicknames for Tachiran People (Proyecto Experiencia Arte, Nº 4, 2024)].